Thursday, February 16, 2012

Cómo hacerte saber?


- Mario Benedetti-

Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo?


Que uno sólo tiene que buscarlo y dárselo.Que nadie establece normas, salvo la vida.Que la vida sin ciertas normas pierde forma.Que la forma no se pierde con abrirnos.Que abrirnos no es amar indiscriminadamente.Que no está prohibido amar.Que también se puede odiar.


Cómo hacerte saberque nadie establece normas, salvo la vida!


Que el odio y el amor son afectos.Que la agresión porque sí, hiere mucho.Que las heridas se cierran.Que las puertas no deben cerrarse.Que la mayor puerta es el afecto.Que los afectos nos definen.Que definirse no es remar contra la corriente.


Que no cuanto más fuerte se hace el trazo, más se dibuja.Que buscar un equilibrio no implica ser tibio.Que negar palabras implica abrir distancias.Que encontrarse es muy hermoso.Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida.Que la vida parte del sexo.Que el por qué de los niños tiene un por qué.


Que querer saber de alguien no es sólo curiosidad.Que querer saber todo de todos es curiosidad malsana.Que nunca está de más agradecer.Que la autodeterminación no es hacer las cosas solo.Que nadie quiere estar solo.Que para no estar solo hay que dar.Que para dar debimos recibir antes.


Que para que nos den, también hay que saber cómo pedir.Que saber pedir no es regalarse.Que regalarse es, en definitiva, no quererse.Que para que nos quieran debemos mostrar quienes somos.Que para que alguien sea, hay que ayudarlo.Que ayudar es poder alentar y apoyar.Que adular no es ayudar.


Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara.Que las cosas cara a cara son honestas.Que nadie es honesto porque no roba.Que el que roba no es ladrón por placer.Que cuando no hay placer en hacer las cosas, no se está viviendo.Que para sentir la vida no hay que olvidarse que existe la muerte.Que se puede estar muerto en vida.


Que se siente con el cuerpo y la mente.Que con los oídos se escucha.Que cuesta ser sensibles y no herirse.Que herirse no es desangrarse.Que para no ser heridos, levantamos muros.Que quien siembra muros no recoge nada.Que casi todos somos albañiles de muros.

Que sería mucho mejor construir puentes.Que sobre ellos se va a la otra orilla, y también se vuelve.Que volver no implica retroceder.Que retroceder puede ser también avanzar.Que no por mucho avanzar se amanece más cerca del sol.


Cómo hacerte saberque nadie establece normas, salvo la vida!


Sunday, February 12, 2012

Lo que quiero ahora...


Por Ángeles Caso.

Será porque tres de mis más queridos amigos se han enfrentado inesperadamente estas Navidades a enfermedades gravísimas. O porque, por suerte para mí, mi compañero es un hombre que no posee nada material pero tiene el corazón y la cabeza más sana que he conocido y cada día aprendo de él algo valioso. O tal vez porque, a estas alturas de mi existencia, he vivido ya las suficientes horas buenas y horas malas como para empezar a colocar las cosas en su sitio. Será, quizá, porque algún bendito ángel de la sabiduría ha pasado por aquí cerca y ha dejado llegar una bocanada de su aliento hasta mí. El caso es que tengo la sensación –al menos la sensación– de que empiezo a entender un poco de qué va esto llamado vida.


Casi nada de lo que creemos que es importante me lo parece. Ni el éxito, ni el poder, ni el dinero, más allá de lo imprescindible para vivir con dignidad. Paso de las coronas de laureles y de los halagos sucios. Igual que paso del fango de la envidia, de la maledicencia y el juicio ajeno. Aparto a los quejumbrosos y malhumorados, a los egoístas y ambiciosos que aspiran a reposar en tumbas llenas de honores y cuentas bancarias, sobre las que nadie derramará una sola lágrima en la que quepa una partícula minúscula de pena verdadera. Detesto los coches de lujo que ensucian el mundo, los abrigos de pieles arrancadas de un cuerpo tibio y palpitante, las joyas fabricadas sobre las penalidades de hombres esclavos que padecen en las minas de esmeraldas y de oro a cambio de un pedazo de pan.


Rechazo el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su propio bienestar y se desentiende del malestar de los otros, a base del cual construye su derroche. Y a los malditos indiferentes que nunca se meten en líos. Señalo con el dedo a los hipócritas que depositan una moneda en las huchas de las misiones pero no comparten la mesa con un inmigrante. A los que te aplauden cuando eres reina y te abandonan cuando te salen pústulas. A los que creen que sólo es importante tener y exhibir en lugar de sentir, pensar y ser.


Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila.


También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar. Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario. Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. No estar jamás de vuelta de nada. Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca, en una mujer amargada, pase lo que pase. Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí. Sólo quiero eso. Casi nada. O todo.


Magazine | 19/01/2012