Friday, July 30, 2010

Un mundo sin maltrato animal...


Rebelión

Anoche soñé con un mundo muy diferente al nuestro, pero la mañana me expulsó de esa quimera arrojándome a la desgarradora certeza de que nada había cambiado, de que todo seguía exactamente igual que antes de cerrar los ojos e imaginar ¿un imposible?

Allí donde me llevó desconozco si el deseo o el dolor, el hombre había dejado de maltratar y de asesinar a otras criaturas amparándose en la diferenciación de especies. Los rifles de los cazadores permanecían mudos y, ¿saben qué?, era mentira que se produjese una superpoblación de zorros, de jabalíes o de venados, pues todos ellos eran capaces de autorregularse sin necesidad de llenar de plomo sus vísceras.

Nadie vestía abrigos de pieles y el frío no causo por ello víctima alguna; ni se perdió la belleza, al contrario, se ganó, pues no volvimos a contemplar la terrorífica imagen de un cuerpo desollado. No había animales encarcelados durante años en un zoológico, muy lejos de su entorno natural, y tampoco ejecutaban, obligados por el miedo al castigo, ridículos números en la pista de un circo. Y a pesar de todo, los niños siguieron riendo y aprendieron mucho más acerca de otras especies, porque los documentales se las mostraban en su verdadero hábitat.

Ya no se criaban perros y gatos para ser vendidos en las tiendas como si de tamagotchis se tratase. Por eso las jaulas de las perreras fueron vaciándose, los habitáculos destinados a las ejecuciones resultaron inservibles y poco a poco, dejamos de ver sus cuerpos aplastados en los arcenes. Los toreros tuvieron que aprender a ganarse la vida sin ejercer la tortura y los lanceros de Tordesillas a celebrar sus fiestas sin hundir sus picas en el cuerpo de un toro.

La gente, comprendió que era posible alimentarse de un modo saludable sin necesidad de que millones de animales fuesen ajusticiados cada día, y por lo mismo ya no hubo más criaturas estabuladas durante años y sometidas al más atroz de los maltratos físico y psicológico imaginable. En ningún laboratorio se volvió a verter ácido en los ojos de un simio y aún así la ciencia no se estancó, como tampoco lo hizo cuando dejó de haber cobayas humanas.

Anoche soñé, ¿con una utopía? Tan irrealizable, posiblemente, como la de todos aquellos que a lo largo de la historia concibieron un mundo sin esclavitud, feudalismo, sacrificios humanos o quema de herejes, brujas y homosexuales. Un mundo más justo y solidario, en el que el culto a la violencia constituyese un delito y no un negocio, ni tampoco una diversión o una tradición transmitida de generación en generación, para vergüenza de padres, quebranto de hijos y condena cruel e inmerecida de todos aquellos que no pertenecen al género humano.

www.findelmaltratoanimal.blogspot.com

Monsanto, mon Dieu!


Revista El Observador


Paco Puche dedica esta colaboración con www.revistaelobservador.com a la historia de Monsanto, multinacional que controla más del 90% de las semillas transgénicas que se venden en todo el mundo. “ Esta historia nadie la ha relatado mejor que Marie-Monique Robin, en su reciente libro titulado ‘El mundo según Monsanto. De la dioxina a los OGM. Una multinacional que les desea lo mejor”, explica el veterano ecologista malagueño.
La esperanza de la industria es que con el tiempo el mercado esté tan inundado [de transgénicos] que no se pueda hacer nada. Lo único que podrán hacer será rendirse.
Don Westfall Asesor de la Industria Biotecnológica de EEUU, 2001

Las encuestas en Europa reflejan una opinión radicalmente contraria a los alimentos transgénicos. Para el caso de España, el barómetro del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) de septiembre de 2006, a la pregunta realizada a los encuestados sobre aquello que más les preocupaba en lo relativo a la alimentación, en una relación de trece posibilidades (vacas locas, gripe aviar, salmonela, transgénicos, etc.), la señalada en primer lugar era la de “los alimentos genéticamente modificados o alimentos transgénicos”. En Alemania el 95% de los consumidores los rechaza y en EEUU, en el Estado de Nueva York, el 39 % es contrario frente al 33% que los acepta (en 2003) [1].

¿Qué está pasando que, frente a tanto rechazo desde 1994, fecha en que se autorizan en EEUU el cultivo de las primeras semillas transgénicas, hoy hay en el mundo más de 125 millones de hectáreas sembradas de distintos cultivos de organismos genéticamente modificados (OGM)?

La explicación la podemos obtener siguiendo la historia de Monsanto, multinacional que controla más del 90% de las semillas transgénicas que se venden en todo el mundo. Y esta historia nadie la ha relatado mejor que Marie-Monique Robin, en su reciente libro titulado ‘El mundo según Monsanto. De la dioxina a los OGM. Una multinacional que les desea lo mejor’ [2].

Los orígenes

La empresa Monsanto nació en Saint Louis, Missouri, en 1901 dedicada a la fabricación de sacarina que vendía a Coca-Cola. En 1935 compra la Swan Chemical Co. que ya fabricaba los PCB (policlorobifenoles). Esta sustancia sintética tenía múltiples usos como líquido refrigerante y como lubricante, pero también representaban un grave riesgo para la salud, que la empresa conocía “pero hizo como si no pasara nada hasta su prohibición definitiva en 1977”, como demuestra la montaña de documentos procedentes de los archivos de Monsanto que con motivo de una querella contra la multinacional ordena un tribunal abrir (o.cit., p.36 y 37).

Monsanto monopoliza la producción de PCB en todo el mundo y la extiende por todas partes.

Los PCB han contaminado todo el planeta y por sus persistencia en la naturaleza, como dice la autora que glosamos, “hay muchas posibilidades de que el PCB ronde durante mucho tiempo a la empresa de Saint Louis, al igual que las dioxinas, de las que ella fue una productora avezada” (p. 57).

Las dioxinas, el Roundup y las hormonas de crecimiento bovino: una síntesis

La historia no acaba aquí. Encontramos a Monsanto en la fabricación de dioxinas, “la molécula más peligrosa que haya inventado el hombre nunca” (p.61). La dioxina es un producto derivado de la fabricación de herbicidas, inventado durante al Segunda Guerra Mundial y cuyo auge coincide con la llamada “revolución verde”. Monsanto monta su empresa específica en 1948 y trabaja estrechamente con el Pentágono para desarrollar su uso como arma química, por eso la autora comenta que “la agricultura industrial nunca habría nacido sin la estrecha colaboración entre el ejército y la ciencia”. La peligrosidad de este producto salta a la luz pública en julio de 1976 con el accidente ocurrido en Italia y que se recuerda como la “catástrofe de Seveso”.

Monsanto también fabrica en gran escala el DDT durante la Segunda Guerra Mundial y es la que obtiene el contrato para producir el “agente naranja” (dioxina) para la Guerra de Vietnam, con objeto de destruir las cosechas y matar de hambre a los poblaciones enemigas.

Desde 1962 a 1971 se han vertido 80 millones de litros de defoliantes sobre 3,3 millones de hectáreas de selvas y tierras de labor. Más de 3.000 pueblos fueron contaminados y el agente naranja derramado representa 400 Kg. de dioxina pura (la disolución de 80 gramos de dioxina en una red de agua potable podría eliminar a una ciudad de ocho millones de habitantes [3]).

Dice la publicidad de Monsanto que “el glifosato es menos tóxico para las ratas que la sal de mesa ingerida en gran cantidad”, y llevan razón. El glifosato es el principio activo contenido en el conocido Roundup, y es el propio Roundop el que es tóxico y no su principio activo. El glifosato no puede por si solo penetrar en las células necesita coadyuvantes, sustancias a menudo guardadas en secreto por el fabricante que son las que permiten hacer la función herbicida al glifosato. Pero según los trabajos del profesor Robert Bellé, del CNRS francés (Centro Nacional de Investigación Científica), el Roundap desencadena la primera etapa que puede conducir al cáncer, que se desarrollará treinta o cuarenta años más tarde (pp. 130-131).

Y, asimismo, en la entrevista de Monique Robin con el científico francés Gilles-Éric Séralini, en 2006, relatada en su libro se llegan a conclusiones contundentes: “el Roundup es un asesino de embriones” y en concentraciones más débiles es un “perturbador endocrino” para los fetos.

El profesor Séralani, que trabaja para la Comisión Europea para evaluar los efectos de los alimentos transgénicos en la salud, ha recibido duros ataques de la industria de la agrobiotecnología y científicos afines, por sus recientes afirmaciones contundentes. De sus investigaciones sobre los efectos del Roundup sobre células humanas ha concluido que “directamente las mata”. [4]

Pero las pruebas en que se basa la homologación del Roundup se hicieron con la materia activa sola (p. 135). Este es el truco de la propaganda de Monsanto.

En 1993, el ministerio estadounidense FDA (Food and Drug Administration) dio permiso a Monsanto para comercializar la hormona de crecimiento bovino obtenida por manipulación genética (rBGH), hormona que se inyecta a las vacas para que produzcan más leche, En abril de 1998, un informe oficial del gobierno canadiense destapó el escándalo político y científico que supuso esta autorización. Tanto Monsanto como la FDA ocultaron datos esenciales. [5]

Trabajos científicos serios han cuestionado el uso de esta hormona. La consideran dañina para la salud de las vacas y para la salud humana. En efecto, la hipófisis de las vacas y la humana producen cada una de ellas una hormona específica de crecimiento, pero ambas provocan la producción de una misma sustancia, la IGF I (“factor de crecimiento insulítico tipo I”). El nivel de IGFI es notablemente superior en leche producida por vacas tratadas con la hormona rBGH que en leche natural. Este aumento de la citada sustancia multiplica por cuatro en los hombres el riesgo de tener cáncer de próstata y por siete en las mujeres el de tener un cáncer de mama. (p.156)

Igualmente, el forzamiento de las vacas hacia una productividad mayor da lugar a frecuentes casos de mastitis que deben ser tratados con antibióticos. De resultas de la ingestión de este tipo de leches los antibióticos son absorbidos por la bacterias intestinales con lo que cada vez más de ella presentan resistencia a los mismos. Como consecuencia del uso abusivo de antibióticos “tras un siglo de declive, la tuberculosis está en plena recrudescencia. Un tercio de los casos detectados en la ciudad de Nueva York en 1991 se deben a cepas resistentes a uno o varios medicamentos” (p.160). O bien, otro dato inquietante es que en 1979 solo el 6% de las cepas de neumococos, bacteria causante de la neumonía, eran resistentes a la penicilina; diez años más tarde la cifra había aumentado al 44% en Europa.

Tras la fuerte polémica, la hormona está oficialmente prohibida en la Comunidad Europea desde el 1 de enero del año 2000.

Monsanto y los transgénicos

Vaya por delante una declaración de principios sobre los seres vivos manipulados genéticamente: “la biosfera no debe transformarse en un laboratorio de alto riesgo, los seres humanos no debemos ser tratados como conejillos de indias por unas pocas empresas transnacionales ávidas de recoger beneficios y de consolidar su poder” [6].

Hasta ahora hemos tratado a Monsanto en su vertiente de industria química con lo que los productos por ella fabricados, por muy letales y criminales que hayan sido son reversibles: una vez dejamos de fabricar, pasados los tiempos de persistencia, a veces grandes, y descontaminando las zonas afectadas podemos restaurar la normalidad. Pero con lo seres vivos manipulados genéticamente no ocurre lo mismo, tienen un cierto carácter irreversible e incontrolable. La esencia misma de la vida está en su capacidad de multiplicarse, autoreproducirse y en la recombinación de material genético de manera imprevisible. En definitiva, la diseminación de OGM puede alterar los mecanismos, los ritmos y la orientación de la evolución de las especies, con imprevisibles repercusiones para la estabilidad ecológica de la biosfera y para la permanencia de la especie humanan sobre la misma.

Estamos ante un asunto de mayor cuantía, donde la especie humana se las juega a cambio de seguir dando más beneficios a Monsanto.

Porque Monsanto, como hemos dicho, controla más del 90% de la venta de los OMG en el mundo. Es un monopolio. Una vez que logra clientes suficientes los tiene en sus manos. Inicialmente la publicidad y unas promesas de semillas milagrosas hacen el trabajo; después unos contratos leoninos (prohibición de resembrar, compra del paquete semillas-pesticidas, obligación de utilizar solo el Roundup y no un genérico, etc.); el chantaje para los que quieren volverse atrás negándoles la venta de las demás semillas de las que son también grandes proveedores (los primeros del mundo); un derecho a inspeccionar sus campos; una persecución judicial implacable a los contaminados o a los que reutilicen las semillas; el fomento de la delación (en 1999 la “línea de los chivatos” recibió 1.500 llamadas); un lobby muy potente y un apoyo científico y de la Administración ad hoc hacen el resto.

Este monopolio amenaza la seguridad alimentaria, sobre todo en países empobrecidos, donde más de mil quinientos millones de personas sobreviven gracias a la conservación de las semillas (p. 296).

Pero a pesar de todo este poderío los resultados no alcancen las promesas que se hacía así mismo la empresa. Como dice Greenpeace [7], las posibilidades de un mundo sin transgénicos sigue abierta, porque el 92% de las tierras cultivables en el mundo está libre de OMG; porque solo cuatro países cultivan el 90% del total (EEUU el 53%, Argentina el 18%, Brasil 11,5% y Canadá el 6.1%); porque solo hay en el mercado cuatro semillas que sí se cultivan en cantidades importantes (soja, maíz, algodón y colza); porque en Europa solo el 0,119% del terreno cultivable está dedicado a OMG (el 80% en España, unas 75.000 hectáreas de maíces Bt) frente al 4% dedicado a agricultura ecológica.

Por todo ello estamos a tiempo de parar de raíz este grave peligro.

Unas notas sobre la manipulación genética

La manipulación genética no tiene nada que ver con lo que los campesinos han venido haciendo desde hace 10.000 años, que se han esmerado en conservar las mejores espigas de su cosecha para sembrarlas al año siguiente; ni con la de los fitomejoradores que provocan el cruce entre dos plantas seleccionadas de la misma especie. La manipulación genética salta por encima de las barreras biológicas que separan a las distintas especies, pone fuera de juego los mecanismos naturales de evolución e interviene en las interacciones génicas hasta ahora inaccesibles al ser humano.

La técnica de la manipulación genética se puede resumir en dos fases: la primera consiste en extraer el gen que interesa de un organismo donante e incorporarlo a un vector o molécula portadora (normalmente un plásmido o virus); la segunda consiste en implantar este vector en el organismo receptor. Para que el experimento funciones hay que insertar, además, un promotor (que suele ser un gen procedente del virus del mosaico de la coliflor). Para saber si el experimento ha funcionado es necesario, insertar un gen resistente a los antibióticos y rociar las células con una solución antibiótica, y las que sobreviven son aquellas en las que se ha producido la transferencia. Por último, un método que se usa para hacer la transferencia es por medio del bombardeo con un “cañón de genes”. Con este procedimiento el gen que se introduce en la planta modificada puede colocarse, al azar, en cualquier parte del genoma.

Una reglamentación política hecha a medida

Antes de que salgan a la calle los primeros alimentos transgénicos, Monsanto libra una dura batalla para que el reglamento regulador les favorezca. Y lo consigue, el 29 de mayo de 1992, se publica el citado reglamento en el que se dice “los alimentos derivados de variedades vegetales según los nuevos métodos de modificación genética se regulan en el mismo marco y según el mismo enfoque que los surgidos del cruce tradicional de plantas”. Es, como se ve, una manera de no distinguir a unos de otros y de banalizar su existencia. Pero más adelante, el reglamento concede que “en la mayoría de los casos, los componentes de una planta modificada genéticamente serán los mismos que o similares en sustancia a aquellos que se encuentran comúnmente en los alimentos, como las proteínas, las grasas, los aceites y los hidratos de carbono”. Es lo que se llama el principio de equivalencia en sustancia. Con esta coartada se evita que los OMG sean considerados al menos como aditivos alimentarios, lo que permite a las empresas de biotecnología librarse de las pruebas toxicológicas previstas pero también del etiquetado de sus productos. Un resultado excelente para Monsanto que le permite colocar rápidamente sus productos transgénicos en el mercado con la mínima interferencia gubernamental. Se ha dicho de este asunto que “es una de las mayores maquinaciones de la historia agroindustrial” (p.223).

Con este reglamento, Monsanto puede decir que han sido las agencias gubernamentales las que han dicho que los OGM no representan ningún problema, y también puede cubrirse en caso de que las cosas se pusieran feas.

Las influencias de Monsanto

Según las cifras proporcionadas por la Comisión Federal Electoral, en 2002 el partido republicano cobraba de Monsanto 1.211.908 dólares frente a 322.000 del partido demócrata; paralelamente, los gastos para actuar como lobby ascendieron oficialmente a 21 millones de dólares entre 1998 y 2001.

Pero más importante que estos desembolsos es el fenómeno que se llama de “puertas giratorias”, por medio del cual hay una gran fluidez de movimientos en trabajar para la multinacional y luego para el gobierno y viceversa. Por ejemplo, en la administración de G.W. Bush se considera que cuatro ministros importantes eran cercanos a Monsanto, incluido Donald Rumsfeld, secretario de Defensa, que había sido presidente de una filial de la multinacional.

Pero Monique Robin insiste en detallar este fenómeno de confusión. Así, refiere puertas giratorias en cuatro sentidos: desde la Casa Blanca hacia Monsanto; desde el Congreso a lobbystas de la multinacional; desde las agencias de reglamentación hacia la empresa y desde Monsanto hacia las agencias gubernamentales. Todas estas pasarelas con detalles y nombres (p. 248).

Es el caso de Dan Glickman, que entrevistado por Robin en 2006 le comenta: “¿Sabe usted? El sistema de las puertas giratorias no concierne solo a la agricultura, existe en muchos dominios, como las finanzas o la sanidad”. Glickman fue secretario de Estado de Agricultura con Bill Clinton desde 1995 a 2001, y fue quién autorizó la salida al mercado de todos los OGM que vinieron después de la aparición de la soja transgénica RR (Roundup ready) en 1994. Ya de vuelta de su ardor biotecnológico, declaraba:” Y en tanto que responsable del servicio que regulaba la agricultura, sufrí muchas presiones para, digamos, no ser demasiado exigente… La única vez que osé hablar de ello durante el mandato de Clinton recibí una buena regañina, no solo de la industria, sino también de la gente del gobierno”, especialmente mal recibido fueron aquellas declaraciones de 13 de julio de 1999 en las que dijo que “los contratos firmados con los agricultores deben ser justos, en vez de transformarlos en simples siervos de sus tierras”.

La soja transgénica Roundup ready (RR) de Monsanto

La soja RR es una semilla transgénica que tiene implantada un gen de resistencia al herbicida denominado Roundup (cuyo principio activo es el glifosato) de manera que cuando se esparce este herbicida en una plantación de soja RR todas las hierbas adventicias mueren y la soja RR no es afectada.

Nunca en la historia de la agricultura una invención técnica había sido introducida más rápidamente. Si en 1996 la soja RR cubría 400.000 hectáreas en EEUU en 1997 ya eran 10 millones y 64 en la actualidad. La razón de este “milagro” lo explica un campesino, en 2006, dueño de una inmensa granja. Él argumenta: “Ahora ya no labro los campos: pulverizo el Roundup una primera vez, después siembro directamente en los restos de la cosecha anterior. Es lo que se llama `siembra directa´, que permite reducir la erosión del suelo. Luego, a mitad de la estación aplico una segunda vez el Roundup y normalmente es suficiente hasta la siega… este sistema me permite ahorrar tiempo y dinero” (p. 292).

Tres promesas se encuentran implícitas en este tipo de argumentaciones: una que al estar autorizado por la Administración (FDA) no comporta daños ni para la salud ni para el medio ambiente; segunda, que hace necesario un menor uso de herbicidas y tercero que aumenta los rendimientos económicos y productivos.

A pesar de la opinión de algunos agricultores y de la propaganda de la industria, investigaciones fechadas en noviembre de 2002 [8] muestran que tanto en EEUU como en Argentina la soja transgénica resistente al glifosato requiere mayor uso de herbicidas que la soja convencional. En EEUU se usa, en promedio, entre el 5 y el 10 por ciento más de herbicida y en Argentina más del doble que con la soja convencional por el uso extendido de la siembra directa.

En la propaganda que hace Monsanto, se afirma que los transgénicos “permiten a los agricultores utilizar menos herbicidas”. “¡Es falso!” contesta a este argumento el agrónomo Charles Benbrook que trabajó como experto agrícola en la Casa Blanca y en la Academia Nacional de Ciencias. Según él esta reducción solo ocurrió durante los tres primeros años de los cultivos, pero desde “desde 1999 ya no es el caso”, y concretaba: “en 1988 el consumo total de herbicidas utilizados por la soja RR era de media al menos un 30% mayor que el de la soja convencional en seis estado (de EEUU)” (p.329).

Las razones para este aumento se deben a la aparición de las hierbas resistentes al glifosato. En efecto, a fuerza de ser fumigadas con Roundup, varias veces al año y año tras año, las malas hierbas desarrollan una resistencia al herbicida tan eficaz como el OGM que las ha engendrado.

Igualmente, un importante estudio de la Universidad de Wisconsin, que investigó 3.846 campos de soja en ocho estados de EEUU, estableció que la soja transgénica de Monsanto produce rendimientos menores que la convencional, en un 4% en promedio.

Además, y sin olvidar los daños para la salud de los residuos del glifosato como observamos más arriba, se sabe que este herbicida modifica el contenido de hormonas vegetales en las leguminosas, incluida la soja, por lo que puede también afectar a la salud humana.

Por último, la promesa de rendimientos no es para los campesinos expulsados por la implantación de la soja en Argentina. “La expansión de la soja transgénica ha permitido a su vez, un proceso de concentración de la tierra como no se ha visto en la Argentina. Según el último censo agrario, entre 1991 y 2001 han desaparecido alrededor de 160.000 productores pequeños, dando como resultado que 6.200 propietarios posean el 49.6% del total de la tierra y que 17.000.000 de hectáreas se encuentran ya en manos extranjeras” [9] e, igualmente, en Paraguay los cultivos de soja cubren ya más de la mitad de toda la tierra cultivada y el 90% de la misma es transgénica. De resultas, cien mil pequeños agricultores han sido desalojados de sus tierras.

¿Cómo ocurre este desalojo? Jorge Galeano, del Movimiento Agrario Popular de Paraguay, entrevistado por Robin, en enero de 2007, lo cuenta así: “la técnica de los sojeros es siempre la misma: primero se ponen en contacto con las familias ofreciéndoles comida y juguetes… Luego vuelven y les proponen alquilarles sus parcelas de terreno firmando un contrato de tres años. Las familias siguen viviendo allí pero enseguida se ven afectados por las fumigaciones y entonces les proponen comprarles directamente las tierras. Como estas tierras no tienen títulos de propiedad los productores compran a los funcionarios bien situados de Asunción y así se convierten en los propietarios legales… Entonces llegan los buldózeres que lo destruyen todo y al año siguiente instalan el monocultivo” (p.415).

El aumento vertiginoso de las superficies sembradas de soja RR en Argentina, Paraguay y Brasil, se destinan preferentemente a la exportación y se usa para piensos en la alimentación de aves y cerdos en explotaciones intensivas y ,cada vez más, como agrocombustibles para llenar el depósito de los coches. Robin furiosa ante el espectáculo que ve en estos países del Sur, en donde también los sojeros usan métodos violentos para echar a las gentes de sus casas y campos, exclama indignada: “estos hombres y estas mujeres mueren para que los cerdos y los pollos de la gran Europa puedan comer soja porque nosotros ya no somos capaces de alimentarlos con alimentos producidos localmente” (p.420). Es la dictadura de la soja.

El maíz y el algodón transgénicos Bt de Monsanto

La mayor parte de las semillas transgénicas actualmente existentes están manipuladas para incorporar dos propiedades principalmente: una la de ser resistentes al glifosato (que es el caso de la soja RR que hemos visto y de la colza RR) y otra la de incorporar un insecticida para proteger a las plantas de determinados insectos (es el caso del algodón Bt y el maíz MON 810 de Monsanto y del maíz Bt 176 de Syngenta)

La distribución de las semillas transgénicas en el mundo es como sigue: 70 % modificadas para usar glifosato, 29 % incorporan el insecticida Bt (Bacillus thuringiensis) y el 1% incorpora otras propiedades.

El Bt (Bacillus thuringiensis) es una bacteria que se utiliza en agricultura ecológica y también en ingeniería genética como genes incorporados al organismo receptor, que le permiten producir una sustancia insecticida o tóxica.

En el caso del maíz MON 810 de Monsanto, se ha producido la modificación genética por la técnica de bombardeo de partículas de ADN cuyos resultados, ya vimos, son azarosos. Según la propia Comisión Europea la creación de OGM está rodeada de incertidumbres

Los estudios realizados por investigaciones independientes de la propia Monsanto han puesto de manifiesto los siguientes problemas:

- Algunas toxinas Bt no se destruyen por completo durante la digestión y pueden provocar una potente respuesta inmunológica en mamíferos;

- Si los genes Bt pasan a bacterias estomacales, nuestra flora intestinal podría convertirse en una fábrica viviente de proteínas insecticidas;

- los insectos plaga contra los que va el trasgén pueden hacerse resistentes a la toxina insecticida. Algunos estudios han concluido en Navarra que están apareciendo resistencias al Bt en el taladro del maíz;

- Estas resistencias pueden que invaliden el uso del Bt en la agricultura ecológica, que se utiliza como un valioso plaguicida que, de forma natural, no da lugar a resistencias;

- La toxina Bt puede afectar a especies protegidas, como es el caso comprobado de la mariposa monarca

- Puede afectar a insectos beneficiosos, la denominada “fauna amiga”;

- Las abejas pueden verse afectadas en su comportamiento alimentario y en su proceso de aprendizaje;

- El Bt usado en agricultura ecológica se descompone con los rayos ultravioletas, por eso se aplica de noche, pero el procedente de trangénicos se puede acumular en los suelos afectando a las larvas de insectos y a las lombrices;

- El Bt puede pasar de los campos de cultivo a los cursos fluviales, dispersándose a largas distancias y afectando negativamente a especies importantes…

Por todas estas razones muchas organizaciones ecologistas y campesinas se oponen a este tipo de cultivos.

Aunque Monsanto en su propaganda afirma que “nuestros productos proporcionan importantes beneficios económicos no sólo a los grandes productores, sino también a los pequeños”, el hecho es que en la India, desde la introducción de los cultivos de algodón transgénicoBt de Monsanto, han aumentado los suicidios de campesinos.

La entrevista de Robin (pp. 426 y ss), en 2006, a Kishor Tiwari, dirigente del movimiento Campesino VJAS del Estado de Maharashtra, al sudeste de la India, proporciona respuestas que no dejan lugar a dudas: “Este hombre joven, del que hoy celebramos el funeral, bebió un litro de pesticida… en esta región hay una media de tres suicidios al día… (despliega un mapa de la región lleno de dibujos de calaveras y prosigue) representan todos los suicidios que hemos registrado entre junio de 2005, fecha de la introducción del algodón Bt en el Estado, y diciembre de 2006, en total 1.280 muertos, ¡Uno cada ocho horas!, en cambio aquí donde se produce arroz, como ve, ¡prácticamente no hay suicidios! Por eso decimos que el algodón Bt está provocando un verdadero genocidio”.

Quienes venden las semillas transgénicas suministran también los abonos y pesticidas, y prestan dinero a tasas usureras. Los campesinos están encadenados a los comerciantes de Monsanto a causa de la deuda”.

Todos ellos están endeudados a cuenta del bajo precio a que se cotizan sus cosechas y por la importación de algodón subvencionado procedente de EEUU. La gente está desesperada y no quiere más algodón Bt. ¿Y porqué no vuelven al algodón convencional?, la respuesta es que “estos campesinos tendrán muchos problemas para encontrar semillas de algodón no transgénico porque Monsanto controla la casi totalidad del mercado”. En esta tesitura, atrapados entre las deudas, los bajos precios y Monsanto se desesperan y terminan suicidándose muchos de ellos.

Trabajos realizados en 2002 y 2003 en unan vasta investigación sobre el terreno, en el Distrito de Warangal, donde 1.200 campesinos habían sucumbido a las promesas de Monsanto, dieron resultados incuestionables “los costes de producción del algodón Bt han sido de media 1.092 rupias por acre (unos 50 € por ha – los salarios de la mayoría de los obreros era de 110 € al mes) más elevados que los del algodón no Bt. Además la bajada de rendimientos para el Bt ha sido del 35%... El 78% de los agricultores declararon que no lo volverían a plantar al año siguiente” (p.438)

La ley de Monsanto

En diciembre de 2004, Marie-Monique Robin se entrevista con Vandana Shiva (pp. 449 y ss), la célebre activista india. Hablan de las llamadas “revoluciones verdes”:

Desgraciadamente, la segunda revolución verde, la de los OGM, será aún más mortífera” -concreta Vandana. -¿En qué se diferencian? -Pregunta Robin. - La primera estaba dirigida por el sector público, la segunda por Monsanto, La primera tenía como objetivo proporcionar más comida, aunque como objetivo oculto el vender más productos químicos. La segunda revolución solo tiene como objetivo aumentar los beneficios de Monsanto, que ha logrado imponer su ley en todo el mundo -responde Vandana. -¿Qué es la ley de Monsanto? -pregunta Robin. -Es la de las patentes. El verdadero objetivo de la empresa no es la manipulación genética sino obtener patentes… y una vez que haya puesto como norma el derecho de propiedad de los granos modificados genéticamente podrá cobrar royalties; dependeremos de ella para cada grano que sembremos y para cada campo que cultivemos … [ y aunque en la India está prohibido patentar semillas] Monsanto y el gobierno estadounidense llevan diez años presionando al gobierno indio para que aplique el acuerdo ADPIC (Acuerdo relativo “a los aspectos de la propiedad intelectual que afectan al comercio”) de la organización Mundial de Comercio (OMC) -explica Vandana. -¿Y qué consecuencias tiene el patentado del ser vivo para las poblaciones del sur? -pregunta Robin fascinada. -¡Son enormes!, porque las patentes desempeñan el mismo papel que le movimiento de los enclousures [10] en la Inglaterra del siglo XVI -dice Vandana.

El acuerdo ADPIC fue concebido por las multinacionales para apropiarse de los recursos genéticos del planeta, especialmente de los países del sur que son los que poseen la mayor diversidad. El acuerdo se concreta diciendo que una patente obtenida en EEUU, por ejemplo, por Monsanto, sea aplicable automáticamente en todo el mundo, y que no encuentre las particularidades de India o Argentina que no patentan seres vivos.

El acuerdo ADPIC es incompatible con la Convención sobre la Biodiversidad firmada en 1992 en Río. Por eso EEUU no firmó esta Convención.

Un coloso con pies de barro

Pero, ¿quién hay detrás de todo este tinglado tan siniestro? Una ideología: obtener beneficio a toda costa y cuanto más mejor, ahora y en el futuro. Es esa retroalimentación del capitalismo que terminará, antes o después, en su autodestrucción, mayor aún que la actual.

Y unos accionistas: bancos importantes ( Deutsche Bank, Barclays, Morgan Stanley, Goldman Sachs…), grandes empresas (General Electric) y grupos de inversión (Fidelity Investment, TIAA-CREFF…) (p. 466)

La TIAA-CREFF , con el 1.5% de acciones de Monsanto, es un prestigioso fondo de pensiones que representa una de las instituciones financieras más importantes de EEUU, que presume de hacer inversiones responsables. Esta práctica es lo que se llama responsabilidad social corporativa (RSC) o lavado de imagen. Interpelados por la autora del libro, comentan que los OGM no están desprestigiados en EEUU.

En 2005, se publica un informe titulado “Monsanto y la ingeniería genética: los riesgos para los inversores”, por una empresa de análisis “extrafinancieros” (p. 468), en el que se da a la empresa el peor rating medioambiental de los posibles. En conversación con el autor, éste explica los factores de riesgo de Monsanto: “ los OGM son los productos más fuertemente rechazados que hayan existido nunca … más de 35 países han anunciado la limitación de importaciones y exigen el etiquetado de los alimentos… muchos grandes distribuidores europeas ( Nestlé, Unilever, Carrefour, etc.) han establecido medidas para asegurarse de que no se utilizan ningún ingrediente transgénico en sus productos, En EEUU Monsanto ha tenido que retirar de los mercados sus patatas Bt después de que empresas como McDonald´s, Burger King y otras se negaran a comprarlas…”

Como hemos visto más arriba, a pesar de las ingentes inversiones y presiones realizadas, y de todo el poderío de Monsanto, el 92% de todas las tierras cultivables sigue libre de OGM, y las resistencias de la sociedad no paran de aumentar.

Los gigantes con pies de barro, a la larga resultan fácilmente abatibles por esa nube de mosquitos denominados pequeños David.

Las resistencias. El caso de Percy Schmeiser

El canadiense Percy Schmeiser representa la “bestia negra de Monsanto, una china en su zapato”, “el hombre que se rebeló contra Monsanto” (p. 320). Este agricultor desde hace cincuenta años cultiva una explotación familiar de 600 hectáreas. Su caso empezó en verano de 1997, cuando trata de eliminar adventicias con Roundup y se da cuenta que resisten a la fumigación; la multinacional le informa de que se trata de la colza RR lanzada hace dos años al mercado. Cuando al cabo de dos años se dispone a segar su colza, desde Monsanto le informan que han detectado colza transgénica en sus campos. Ha sido contaminado por sus vecinos convertidos a los OGM. Por los análisis de muestras tomadas por Monsanto en su granja, ilegalmente, se revela que el 90% está contaminado a causa de los vecinos.

La multinacional le ofrece un acuerdo amistoso so pena de ser llevado a los tribunales. Como se resiste se juzga el caso y el juez dictamina, en 2001, algo sorprendente: que “un granjero cuyo campo contiene plantas procedentes de semillas traídas por el viento desde el campo de un vecino, o germinadas por el polen aportado por insectos, pájaros o el viento, puede poseer estas semillas o plantas aun cuando no tuviera intención de plantarlas… porque equivale a apropiarse de la esencia de la invención de los demandantes utilizándola sin su permiso” (¡¡¡) Lo condena a 15.450 dólares canadienses (unos 11.350 €) y a las costas.

Es un veredicto extraordinario, supone que un agricultor infringe la ley de patentes cuando es contaminado por OGM sin su consentimiento. Schmeiser apela y vuelve a perder. No se rinde a pesar de que ha sacrificado todos los ahorros de su jubilación (tiene 70 años) y parte de sus tierras para su defensa (200.000 dólares canadienses, o 147.000 euros). “Ya no es cuestión de Schmeiser, sino de todos los campesinos mundo” dice, y acude al Tribunal Supremo de Canadá. El 21 de mayo de 2004 este tribunal emite un veredicto muy esperado: por cinco votos a cuatro los jueces confirman ambas decisiones anteriores, pero, curiosamente, eximen al granjero de pagar los daños y perjuicios, así como los gastos judiciales de la empresa. El comentario a este juicio casi salomónico es como comenta la prensa “dan con una mano lo que quitan con la otra”. Pero para la empresa es una victoria por lo que comentan “la decisión refuerza nuestra manera de hacer negocios” (p. 324). Las espadas, pues, siguen en alto.

La contaminación de los OGM hacia la agricultura convencional o ecológica, respaldada con sentencias de este tipo, refuerza el argumento dado en cabeza de este artículo por los representantes de la industria biotecnología: con el tiempo el mercado estará inundado y lo único que los campesinos y consumidores podrán hacer es rendirse a los pies de Monsanto. Pero ya hemos visto que no es así. El gigante tiene los pies de barro.

En efecto, en 2007 Percy Schmeiser, demandó judicialmente a la trasnacional Monsanto que pagara por la limpieza de sus campos porque habían sido contaminados con colza transgénica patentada por esa compañía. Ya en la corte, en marzo de 2008 el juez ordenó a Monsanto a pagar la descontaminación. El pago fue por 640 dólares canadienses, "y ya puede uno imaginar la pena que le dio a una multinacional de ese tamaño pagar esa cuenta ( pero) es una gran victoria no sólo para mi familia, sino para todos los agricultores, pues establece un precedente de que Monsanto y cualquier otra compañía tiene que limpiar por la contaminación de transgénicos. Esto es importante pues entramos en el área de las responsabilidades”, ha comentado Schmeiser después de la sentencia y de llevar más de diez años luchando contra Monsanto.

A modo de resumen

Cinco países, cuatro productos, dos propiedades, dos funciones, una multinacional forman el cuadro de los cultivos transgénicos: (EEUU, Canadá, Brasil, Argentina e India: soja y colza RR, maíz y algodón Bt: incorporar resistencia a herbicida e insecticida: engordar el ganado y llenar el depósito para Occidente: Monsanto.)

Como se ve, se trata de cultivos para alimentar el ganado o para usos industriales, nada que ver con paliar el hambre de los 1.020 millones de hambrientos que existen hoy en el mundo

Con unos peligros nada desdeñables. He aquí un decálogo de los mismos:

  1. Riesgo para la salud pública
  2. Contaminación genética incontrolada
  3. Aumento de la contaminación química por mayor uso de biocidas.
  4. Pérdida creciente de biodiversidad agropecuaria y silvestre.
  5. Aumento de la inseguridad y pérdida de soberanía alimentaria
  6. Enorme concentración de poder en unas pocas empresas
  7. Degradación de la democracia: puertas giratorias y lobbys
  8. Incremento de la desigualdad Norte-Sur
  9. Perjuicios para agricultura ecológica: contaminación
  10. Privatización y mercantilización de los seres vivos: patentes [11]

Finalmente, un gigante con los pies de barro.

CODA

"Cuando se preocupa al ver a los cinetíficos tratando de reconstruir las formas de vida a su criterio (mediante la ingeniería genética). la gente crea o no en Dios, reaccina por respeto a la creación, por deferencia hacia lo que 3.000 millones de años de evolución han producido desde las algas azules. ¿Por qué tienen más confianza en esa herencia? Por que es el resultado de múltiples intentos, múltiples errores, una selección fantástica, y funciona. Saben perfectamente que ha habido fallos, enfermedades genéticas, etc. No obstante el público no está convencido de que los manipuladores, sometidos a presión, vayan a encontrar lo mejor. Esta especie de fe en la naturaleza, que poco importa a algunos desde la superioridad de sus arrogantes certezas, no es más que sentido común: el respeto a la vida" [12]

Lo dicho.

Cuadro cronológico

1980

El Tribunal Supremo de EEUU declara patentable, por primera vez, un microorganismo transgénico

1989

Enfermedad producido por el L-triptófano- complemento alimenticio manipulado genéticamente. Prohibido en EEUU en 1991

1992

Aprobación en EEUU del Reglamento sobre transgénicos (FDA, Federal Register, vol 57 nº 104 de 26 de mayo)

1993

El FDA autoriza la hormona transgénica de crecimiento bovino rBGH

1994

La FDA autoriza en EEUU la salida al mercado de la soja transgénica RR

1994

La marca de tomates Flavr Savr es el primer producto transgénico que sale al mercado, en EEUU. Fracasó, se retiraron en 1996

1996

La UE autoriza la importación de soja RR de Monsanto y el maíz Bt de Novartis- hoy Syngenta.

1998

Se autoriza en España el cultivo comercial de OMG

1996

Autorizada en Argentina la soja RR

1998

El Parlamento Europeo aprueba, con fortísima presión, el texto sobre patentes biotenológicas de la Comisión Europea

1998

Se inicia el cultivo de maíz transgénico en Cataluña

1998

Cultivo en España del maíz Bt 176 de Syngenta hasta 2005 que se retira. En EEUU había sido retirado en 2001

1998

Se patenta la tecnología “Terminator” (semillas de un solo uso) en EEUU, En 1999, Monsanto se compromete a no comercializarlas (web Monsanto) Y NNUU vota una moratoria que sigue en vigor

1999

La UE declara una moratoria a la importación de OGM de cinco años

1999

Etiquetado obligatorio en la UE

1999

Se publica en Nature el estudio de la U. de Cornell sobre los efectos letales del maíz Bt de Novartis sobre las orugas de la mariposa monarca

2000

Prohibición en Europa de la hormona de crecimiento bovino (rBGH)

2000

Se descubren en tiendas de EEUU alimentos con maíz transgénico StarLink, solo apto para animales

2001

Se publica en Nature el estudio de Quist y Chapela, de la Univ. de Berkeley, mostrando que el maíz criollo de Ooxaca estaba contaminado por genes de RR y Bt. México no cultivaba maíces transgénicos

2001

El gobierno mexicano detecta contaminación genética en variedades indígenas de maíces importados de EEUU

2004

Monsanto renuncia a sacar al mercado el trigo Roundup ready

2004

Entra en vigor en UE el etiquetado obligatorio de OMG: más de 0.9% de ingredientes, aditivos o aromas en alimentación, y en piensos animales con más de un 0.9 de OMG. No es obligatorio en productos que procedan de animales alimentados con OMG (carne, leche, huevos, etc.)

2006

El caso Chino: estudio de la Univ. De Cornell y de la Academia China de Ciencias que muestra que a partir de tercer año tienen pérdidas en el algodón Bt sembrado en China

2008

Percy Schemeiser gana una sentencia a Monsanto por contaminación

El nuevo trascendente...

Cubadebate

La historia de la humanidad es una historia de sujeciones. En el período premoderno, sujeción a los dioses del politeísmo, al Dios del monoteísmo, al Rey de la monarquía y al Pueblo (sujeto abstracto) de la República. Siempre había una figura del Otro al que todos debían reportarse.

Ese Gran Otro prescribía lo cierto y lo erróneo, el bien y el mal, la gracia y el pecado, la ley y el delito. El mundo se configuraba de acuerdo con los preceptos del Gran Otro. Las alternativas eran sencillas: sujetarse bajo promesa de recompensa o rebelarse bajo amenaza de castigo.

En la modernidad el Otro se multiplicó, adquirió varias caras, se descentralizó en diversidad de ideologías, sistemas de gobierno y creencias religiosas. Tanto la antigüedad como la modernidad nos remitían a la trascendencia, por más que basada en la razón. Si no era Dios era el Partido, el líder supremo, las ideas incuestionables. Algo o alguien nos precedía y determinaba nuestro comportamiento, inculcándonos gratificación o culpabilidad.

La posmodernidad, a cuya puerta de entrada nos encontramos, promete hacer de nosotros sujetos libres de toda sujeción. Sería la vuelta al protagonismo exacerbado, en que cada indivíduo es la medida de todas las cosas. Ya no se vive en tiempos de cosmogonías y cosmologías, teogonías e ideologías. Ahora todos los tiempos convergen simultáneamente en el espacio reducido del aquí y ahora. Gracias a las nuevas tecnologías de comunicación, tiempo y espacio adquieren dimensión holográfica: caben en cada pequeño detalle del aquí y ahora.

¿Será que de hecho la posmodernidad nos emancipa del trascendente y de la trascendencia? ¿Nos introduce en el “desencanto del mundo” apuntado por Max Weber?

La respuesta es no.

Hay un nuevo Gran Otro que nos es impuesto como paradigma incuestionable: el Mercado. Las seductoras imágenes de este dios implacable son diseminadas por su principal oráculo: la publicidad. A semejanza de su homólogo de Delfos, nos advierte: “Di lo que consumes y te diré quién eres”.

El gran teólogo de ese nuevo dios fue Adam Smith. Inspirado en la física de Newton, en “La riqueza de las naciones” y “La teoría de los sentimientos morales”, Smith aplicó a la economía la metáfora religiosa del Gran Relojero que preside el Universo. El reloj funciona gracias a la precisión mecánica fabricada por alguien fuera de él e invisible para quien lo lleva: el relojero. Así, en opinión de Newton, sería el Universo. En la de Smith, la vida social regida por intereses económicos. La diferencia está en que el Dios Relojero de Newton es llamado Mano Invisible por Smith. Según éste, el egoísmo de cada uno, guiado por la Mano Invisible, promovería el bien de todos…

Es exactamente lo que afirma Milton Friedman, líder de la Escuela de Chicago: “Los precios que resultan de las transaciones voluntarias entre compradores y vendedores son capaces de coordinar la actividad de millones de personas, siendo que cada una sólo conoce su propio interés”.

Ése es el fundamento del pensamiento liberal y del sistema capitalista. Es el principio del laisser faire, dejar (a dios) hacer. Lo que, traducido en términos políticos, significa desreglamentar, no sólo las esferas económicas y políticas, sino también la moral. ¡Abajo la ética de principios y viva la ética de resultados! En ese protagonismo posmoderno, cada ego es la medida de todas las cosas. Lo que imprime al sujeto (en el sentido latino de sujeción, sumisión) la impresión de autonomía y libertad.

El resultado del nuevo paradigma centrado en el dios Mercado todos lo conocemos: degradación ambiental; guerras; gastos exorbitantes en armas, sistemas de defensa y seguridad; narcotráfico y dependencia química; debilitamiento de los vínculos familiares; depresión, frustración e infelicidad.

Todavía es tiempo de profesar el más radical ateísmo frente al dios Mercado e, iconoclastas, aferrarnos a la ética para introducir, como paradigma, la generosidad, el compartimento de los bienes de la Tierra y de los frutos del trabajo, la felicidad centrada en las condiciones dignas de vida y en la profundización espiritual de la subjetividad.

Pero eso sólo será posible si no quedamos restringidos a la esfera de la autoayuda, de las terapias tranquilizadoras del alma para soportar el estrés de la competitividad, y nos movilizamos comunitariamente para organizar la esperanza en un nuevo proyecto político fundado en la globalización de la solidaridad.

He ahí el desafío ético que, como señaló José Martí, será capaz de articular emancipación política y emancipación espiritual.

Fuente:
http://www.cubadebate.cu/opinion/2010/07/28/el-nuevo-trascendente/

rCR

Thursday, July 15, 2010

¿Coca cola o Caca cola? ¿Sabes lo que bebes? Todo sobre la Coca-Cola...


Dario Valle Risoto

En realidad, la formula secreta de la Coca-Cola se puede detallar en 18 segundos en cualquier espectrómetro óptico, y básicamente la conocen hasta los perros. Lo que ocurre es que no se puede fabricar igual, a no ser que uno disponga de unos 10 billones de dólares para competir con Coca-Cola ante la justicia (ellos no lo perdonarían).
La formula de la Pepsi tiene una diferencia básica con la de la Coca-Cola y es intencional, para evitar el proceso judicial. No es diferente porque no pudieron hacerla igual. Es a propósito, pero suficientemente parecida como para atraer a los consumidores de Coca-Cola que prefieren un gusto diferente con menos sal y azúcar.

Mi profesión

Me tocó, entre otras cosas, aprender todo sobre las gaseosas para fabricar Guaraná Golly en EE.UU.
Tuve que aprender química, entender todo sobre componentes de gaseosas, conservantes, sales, ácidos, cafeína, enlatado, producción, permisos, aprobaciones y mucho más. Monté un mini-laboratorio de análisis de producto, con equipos hasta para analizar sólidos. Incluso, desarrollé programas de PC para cálculo de la fórmula con base en los volúmenes y tipo de envase (plástico o aluminio), pues eso cambia los valores y el sabor.

¿Sal en la Coca Cola?

Es exactamente el Cloruro de Sodio en exageración el que refresca y al mismo tiempo da el doble de sed, como para pedir otra gaseosa. Y no resulta desagradable porque la sal mata literalmente la sensibilidad al dulce… del que por cierto también tiene mucho: 39 gramos de azúcar. Es ridículo. De los 350 gramos de producto líquido, más del 10% es azúcar, o sea que en una lata de Coca-Cola más de un centímetro y medio es puro azúcar. Aproximadamente ¡¡tres cucharadas soperas llenas de azúcar por lata!!

La formula de la Coca Cola es muy sencilla:

* Concentrado de azúcar quemado -caramelo– para dar color oscuro y gusto
* Ácido fosfórico (sabor ácido)
* Azúcar (HFCS-jarabe de maíz de alta fructosa)
* Extracto de hojas de la planta de Coca (África e India) y otros pocos aromatizantes naturales de otras plantas
* Cafeína
* Conservante que puede ser Benzoato de Sodio o Benzoato de Potasio
* Dióxido de Carbono en cantidad para freír la lengua cuando se bebe
* Sal para dar la sensación de refrigeración

El uso del ácido fosfórico y no del ácido cítrico como todas las demás gaseosas, es para dar la sensación de dientes y boca limpia al beber. El ácido fosfórico literalmente fríe todo y en alta cantidad puede hasta causar daños al esmalte de los dientes, cosa que el ácido cítrico ataca con mucho menos violencia.
Trata de comprar ácido fosfórico para ver las mil recomendaciones de seguridad que dan para su manipulación (quema el cristalino del ojo, quema la piel, etc…). Está prohibido usar el ácido fosfórico en cualquier otra gaseosa; sólo la Coca Cola tiene permiso. Porque claro, sin él, la Coca Cola quedaría con gusto a jabón.

El extracto de coca y otras hojas casi no cambia en nada el sabor. Es más bien un efecto cosmético, así como no se siente el gusto ni el olor del guaraná (que es amargo). El extracto forma parte de la Coca-Cola porque legalmente tiene que ser así. Pero sin él, no se nota ninguna diferencia en el gusto, que está dado básicamente por las cantidades diferentes de azúcar, azúcar quemado, sales, ácidos y conservantes.

¿Sabores a qué…?

Hay una empresa química aquí en Bartow, sur de Orlando. Los he visitado muchas veces. Ellos producen aromatizantes y esencias para zumos. Mandan sales concentradas y esencias el día entero, camión detrás de camión. Ellos los producen para fábricas de helados, gaseosas, jugos, enlatados y comida colorida y aromatizada.
Visitando la fábrica, pedí ver el depósito de concentrados de frutas, que debería ser inmenso, lleno de reservorios inmensos de naranja, piña, fresa y tantos otros. El encargado me miró, se rió y me llevó a visitar los depósitos inmensos… de colorantes y más de 50 tipos de componentes químicos.

* La gaseosa de naranja es la que no tiene naranja.
* En los zumos de fresa, hasta los puntitos que quedan en suspensión están hechos de goma (una liga química que envuelve un semi-polímero) .
* Piña, es un festival de ácidos y más goma.
* La esencia para helado de aguacate usa hasta peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) para dar aquella sensación espumosa típica del aguacate, en el paladar al comer.

La segunda gaseosa más vendida en EE.UU. es Dr. Pepper, siendo el producto más antiguo de todos, más aún que la propia Coca-Cola. Esa gaseosa era vendida, obviamente sin refrigeración y sin gasificación allá por 1800 y algo, en botellitas tapadas con corcho, como medicamento, en las carretas ambulantes que se ven en las películas del viejo oeste americano.
Aparte de curar el dolor de barriga y la uña encarnada, también quitaba la mancha de óxido de una cortina y ayudaba a renovar la grasa de los ejes de las carretas.
Para el que no lo sepa, Dr. Pepper tiene un sabor horrible, muy fácil de reproducir en casa: abre la boca y aprieta el spray del Reflex (producto que usan mucho los jugadores de fútbol para calmar rápidamente los dolores de golpes y contusiones) . Ese es el gusto del Dr. Pepper.

Bebidas light

Ahora ¿queréis saber la cantidad de basura que tiene un refresco “light”? Yo no la uso para destapar la pileta de mi cocina porque me dan pena los tubos de PVC. La teoría sería buena si no fuera porque los productos endulzantes “ligth” tienen vida muy corta. Por ejemplo el aspartamo, después de tres semanas mojado, pasa a tener gusto de trapo viejo sucio.
Para evitar eso, se agregan una infinidad de otros productos químicos, uno para alargar la vida del aspartamo, otro para neutralizar el color –para que los dos químicos juntos dejen el líquido turbio–, otro para mantener el tercer químico en suspensión –porque si no el fondo de la gaseosa queda oscuro–, otro para evitar la cristalizació n del aspartamo, otro para realzar, dar más intensidad al ácido cítrico o fosfórico que acaba sufriendo por la influencia de los cuatro productos químicos iniciales… y así sigue, la lista es enorme.

Un consejo final

Después de toda mi experiencia con producción y estudio de gaseosas, puedo afirmar: la mejor bebida es el agua, si es mineral tanto mejor, naranja o limón exprimido y hielo. Nada más, ni azúcar ni sal.

Friday, July 2, 2010

Las misteriosas estaciones de números...


Desde mediados de la Guerra Fría, una serie de estaciones de radio transmiten día y noche extraños códigos y señales al mundo entero, lejos de los ojos y oídos del gran público. Ningún país reconoce poseerlas, pero no paran de emitir. Con los años,se han sumado otras aún más raras e inquietantes.

En estos tiempos de Internet y teléfonos celulares, cada vez van quedando menos radioaficionados. La conveniencia, sencillez y economía de estas telecomunicaciones avanzadas han hecho que mucha gente olvide aquello tan viejo de levantar una antena y transmitir –o escuchar– por sus propios medios. Con ello, gran parte de esa realidad que llamamos espectro radioeléctrico ha desaparecido de la vista del público (algo que, de todos modos, nunca fue muy popular). Se usa constantemente, pero detrás de tantas capas que es como si fuera invisible.

...seis, nueve, tres, cinco, siete, siete, cero...

Los estados, sus militares y algunas entidades privadas, por supuesto, siguen igual de interesados en este ámbito de la realidad que –entre otras cosas– permite comunicarse autónomamente a muy grandes distancias. Con razón se dice que el arma más peligrosa del mundo es una radio, y las fuerzas armadas destinan grandes recursos a proteger las propias e incapacitar las del enemigo. Todos los países dignos de tal nombre vigilan, fiscalizan y monitorizan cuidadosamente su espacio radioeléctrico (y tratan de llegar al de los demás).

En esta frontera inmaterial, como en todas las fronteras, ocurren muchas cosas y algunas de ellas bastante extrañas. De esas que dan pábulo a las leyendas y los mitos. Durante las últimas décadas, han venido saliendo al aire unas estaciones muy raras; casi se podría decir que fantasmagóricas o, cuanto menos, espectrales. Las más conocidas han venido a llamarse, por falta de mejor nombre, estaciones de números. La razón es sencilla: día y noche, incansablemente, a horas y frecuencias exactas, una voz de hombre, mujer o incluso infantil emite al mundo número tras número sin sentido aparente, intercalando de vez en cuando alguna palabra o música (siempre la misma, y los aficionados les ponen nombre a partir de ahí). Las hay en muchos idiomas, sobre todo inglés y ruso (qué raro, ¿eh?), aunque no faltan las que transmiten en castellano. Algunas de estas voces son claramente sintéticas; otras, podrían pertenecer a un tipo de locutor sin duda singular.

Ningún país reconoce su existencia ni, en general, opina sobre las de otras naciones. Simplemente, están ahí. La opinión más generalizada es que transmiten mensajes en clave para sus agentes repartidos por todo el mundo; el hecho de que emitan en onda corta / alta frecuencia (que multiplica el alcance a larga distancia por propagación ionosférica), junto a la presencia de cortas ráfagas de datos modulados en la señal, refuerza esta hipótesis. Que, de hecho, ha sido confirmada oficiosamente en al menos dos ocasiones.

Una de ellas fue cuando un portavoz del Ministerio británico de Comercio e Industria, responsable de la regulación de tales frecuencias en el Reino Unido, aseguró en declaraciones al Daily Telegraph que "...son lo que ustedes suponen que son. La gente no debería fascinarse con ellas. No son para, digamos, consumo público." De manera más contundente, durante un caso de espionaje en los Estados Unidos se acusó más o menos públicamente a varias personas de recibir instrucciones cifradas mediante la emisora Atención vinculada con el gobierno cubano; fue la primera ruptura del pacto entre caballeros según el cual estas estaciones no son de nadie, no transmiten nada de interés y disuélvanse, que aquí no hay nada para ver.

La tía Henrietta ha llegado con bien a York.

Ya durante la Segunda Guerra Mundial llamaron mucho la atención las largas series de "mensajes personales" transmitidos por la BBC de Londres o Radio Moscú, sólo por citar dos de las más conocidas. Estas emisiones, disimuladas entre verdaderos mensajes de servicio público, contenían información cifrada para los espías, resistentes y guerrilleros situados en la Europa ocupada por los nazis.

Su formato era sencillo y de apariencia inocente; podía ser, por ejemplo, algo del tipo "para John Smith, de Glasgow, de sus primos en Leicester: la tía Henrietta ha llegado con bien a York." No hace falta mucha imaginación para comprender que esto puede constituir perfectamente un mensaje cifrado para algún destinatario secreto... o no. Se trata, en todo caso, de transmisiones unidireccionales: no se espera respuesta alguna del receptor, al menos no de modo inminente. Sirven para remitir órdenes, instrucciones, datos... y a veces cosas como felicitaciones de cumpleaños o por alguna fiesta nacional. Hay que cuidar al personal.

La utilidad más interesante de este tipo de mensajes es que, si el canal no ha sido penetrado y no se cometen errores, resultan completamente indescifrables. Para ello usan cifrados arbitrarios (frases convenidas con anterioridad, como la que acabamos de ver) o las llamadas libretas de un solo uso, que se corresponden mucho mejor con estas estaciones de números. Cuando se emplean correctamente, las libretas de un solo uso no se pueden romper de ninguna manera, a diferencia de lo que sucede con las cifras basadas en algoritmos lógico-matemáticos (como las que se utilizan habitualmente en Internet o en la telefonía celular, tipo RSA, A5 o KASUMI).

La cifra más segura del mundo.

En esencia, las libretas de un solo uso no son más que un cifrado por sustitución o, a veces, por trasposición; ténicas utilizadas desde tiempos antiguos. Usarla es tan sencillo (aunque engorroso sin ordenadores) como combinar cada palabra, letra o número del mensaje con la correspondiente palabra, letra o número de la libreta, a palo seco o con distintas combinaciones. Pero, a pesar de su simplicidad, constituyen información teóricamente segura: es decir, segura por completo (si se aplica siguiendo el modelo teórico).

Su fortaleza radica en tres elementos: la seguridad de la clave, en que ésta sea aleatoria por completo y en que nunca se vuelva a usar, lo que en la práctica resulta más fácil de decir que de hacer. Si se reutiliza la misma clave aunque sólo sea una sola vez, los mensajes pueden descifrarse mediante operaciones matemáticas simples (por eso se llama de un solo uso). Si no es completamente arbitraria, también. A veces se utilizan generadores pseudoaleatorios de números para producirlas, pero la gente verdaderamente seria usa generadores aleatorios de naturaleza cuántica.

A pesar de ser segura por completo, su uso no se generalizó hasta la llegada de la informática debido a las dificultades prácticas de gestionar todas esas libretitas de un solo uso. La URSS –por ejemplo– metió la pata durante un breve periodo durante la Segunda Guerra Mundial, debido a que las exigencias del conflicto requerían más claves aleatorias de un solo uso de las que podían producir: tuvieron que reutilizar algunas páginas (aunque nunca libros completos). Gracias a eso, los Estados Unidos pudieron descifrar una parte de los mensajes enviados por sus entonces aliados soviéticos durante la guerra (algunos tan tardíamente como en los años '80). En 1946 un espía les notificó el error y así sus libretas de un solo uso se volvieron completamente indescifrables otra vez.

Es casi seguro que estas estaciones de números emiten mensajes a sus agentes repartidos por el mundo, para ser descifrados usando las libretas de un solo uso (hoy en día, en versiones informatizadas). Sin embargo, a partir de finales de los años '60 y sobre todo de los '70 comenzaron a aparecer en el bloque soviético un nuevo tipo de emisiones aún más extrañas y misteriosas: las balizas de letras.

Las balizas de letras.

Estas son estaciones de radio que emiten constantemente una letra en código Morse (en su versión cirílica), siempre la misma, una y otra vez. Aparentemente no hacen nada más, o al menos no hacen nada que la comunidad amateur haya logrado entender; y algunos cuentan con equipos y conocimientos francamente sofisticados. Por eso y porque se confunden fácilmente con las radiobalizas aeronáuticas NDB que también transmiten su identificador en Morse (aunque no en onda corta), han venido a denominarse balizas de letras.

Aquí las especulaciones son mucho más variadas, puesto que nadie parece entender su verdadera función. Muchas de ellas han sido trazadas a bases navales de la flota antes soviética y ahora rusa. Unos creen que constituyen marcadores de propagación, para saber qué frecuencias responden mejor en cada momento determinado. Otros, que se trata de indicadores para canales de transmisión naval relacionados con la flota de superficie, submarina e incluso fluvial. Los de aquí, que en realidad sirven para el seguimiento de satélites. Los de allá, que son para la defensa civil. Vaya, que nadie tiene ni idea. Al menos, nadie que esté dispuesto a publicarlo.

Hay al menos doce balizas de letras, todas ellas ubicadas en territorio de la antigua Unión Soviética y la mayor parte en Rusia. Convencionalmente se agrupan en dos categorías: las agrupadas y las solitarias. Las agrupadas se llaman así porque transmiten en frecuencias muy próximas, separadas exactamente cien hertzios entre sí. Y las solitarias reciben su nombre por hacerlo en frecuencias propias, que no parecen relacionadas con las demás. A veces, alguna de estas (notoriamente la "P") interrumpe su emisión para transmitir una rápida secuencia en código Morse o de tipo digital. Por lo demás, ahí están, comunicando al mundo día y noche una única letra una y otra vez.

El zumbador.

Otras personas han deducido otros posibles usos más siniestros para estas oscuras emisoras; sobre todo, a partir de la aparición de otra denominada el timbre, el zumbador o UVB-76. Como su apodo indica, suena como un timbre o zumbador pitando veinticinco veces por minuto, 24 horas al día, 365 días al año, en 4625 kHz y otras frecuencias próximas. Durante unos cincuenta minutos al día, de 7:00 a 7:50, transmite con menor potencia; se postula que le hacen el mantenimiento en ese rato. Ha sido trazada hasta una instalación militar en Povarovo, cuarenta kilómetros al noroeste de Moscú.

Si las balizas de letras ya son raras e incomprensibles, el zumbador resulta marciano por completo. Fue detectado por primera vez en 1982, aunque probablemente ya llevaba emitiendo una buena temporada. Muy ocasionalmente, la transmisión se ha interrumpido para pronunciar unas palabras en clave. Con más frecuencia se han escuchado voces y ruidos de fondo, como si hubiera un micrófono abierto todo el tiempo o buena parte de él. De hecho, parece que el pitido no se inyecta directamente en el circuito, sino que se capta del sonido ambiente en el misterioso estudio. Su sonido característico ha cambiado en al menos dos ocasiones; la más reciente, el mes pasado (junio de 2010), después de una serie de transmisiones en Morse y politonos.

Los rumores y especulaciones sobre este zumbador son extensos y variados. Generalmente se le vincula al Estado Mayor Ruso, y no son pocos quienes piensan que está relacionado con el mecanismo de mano del hombre muerto Perimetr; vamos, que si este zumbido cesara (en solitario o junto a otras señales desconocidas), todo el sistema ruso de represalia termonuclear se activaría. Otros, menos temibles, opinan que puede ser una variante sobre las más conocidas estaciones de números, un sistema de telecomunicaciones para el Distrito Militar de Moscú e incluso un sistema de investigación ionosférica similar al HAARP.

Existió durante muchos años una versión occidental de Zumbador, llamada la emisora de música hacia atrás por los extraños sonidos que transmitía; estuvo trazada a los Estados Unidos y el Reino Unido, pero aparentemente desapareció en 2004. Se comenta que se han pasado a Internet, ahora que está ya controlada por completo, o a redes más seguras. Zumbador, en cambio, continúa activo y cualquiera diría que sigue siendo actualizado y modernizado, sea para lo que sea que haga.

Estaciones de números, balizas de letras, Zumbador: emisoras secretas que nadie reconoce, que el mundo ignora y que indudablemente forman parte de los mecanismos más secretos y delicados de las naciones. Quizá habrá que esperar a que nos lo cuente la historia pues, en casi medio siglo, nadie parece haber estado dispuesto a salir y hablar.

Matar ballenas jorobadas...


SANTO DOMINGO. Terminó la 62ª reunión de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) en Marruecos, con resultados decepcionantes. La solicitud de los gobiernos balleneros de levantar la veda contra la caza comercial de ballenas no se rechazó, sino que se pospuso para la reunión del año entrante.

Tampoco se llegó a ningún acuerdo sobre la redefinición de la comisión, a fin de que se convierta en una institución que vele por la conservación de las ballenas del mundo. Esta posposición lo único que logra es que en los próximos 12 meses Japón, Islandia, Noruega y Groenlandia (Dinamarca) maten 1742 ballenas. Para colmo de males, las decisiones se tomaron durante los primeros dos días de la reunión, en un cónclave secreto sin la participación de los grupos conservacionistas.

Pero la noticia más preocupante es que la CBI autorizó a Groenlandia una cuota de 9 ballenas Jorobadas al año con la excusa de que este país necesita ampliar su cuota de "subsistencia". Se trata de una mentira descarada.

Una gran mentira

Groenlandia tiene apenas 56000 habitantes (mucho menos que ciertos barrios populosos de Santo Domingo), con excedentes presupuestales y una inflación mínima. Es la isla más grande del mundo con una extensión de más de dos millones de kilómetros cuadrados, aunque la mayor parte no es habitable.

El principal medio de transporte es el aéreo. La exportación de pescado y camarones y la emisión y venta de sellos postales constituyen sus principales fuentes de ingreso.

Como se puede apreciar, no se trata de tribus nómadas que morirían de inanición si dejan de comer carne de ballena. Además, sobran las evidencias de que lo que se practica en ese país es cacería comercial. En investigaciones realizadas por la Sociedad mundial para la Protección Animal (WSPA) se ha demostrado que los cazadores de ballenas de Groenlandia venden la carne de ballena a una compañía llamada "Arctic Green Food" que se ocupa de la comercialización.

Se encontró carne de ballena procesada en unos 114 supermercados e incluso encontraron 500 cajas de carne almacenadas desde el año anterior. Si se tratara de caza de "subsistencia aborigen", como se pretende, la oferta no superaría a la demanda.

Otra prueba irrecusable de que la solicitud nada tiene que ver con caza de "subsistencia aborigen", es que este país no caza ballenas jorobadas desde 1986 (más de 20 años) sin comprometer su supervivencia.

Una sangría insoportable

Lo peor de todo es que la población de ballenas jorobadas no soportaría esa sangría anual, que amenaza nuestra exitosa y sostenible actividad de observación de ballenas en la República Dominicana. Tal vez aleguen que ellos también tienen derecho sobre las ballenas; sólo que aquí las aprovechamos sin amenazar su supervivencia, mientras ellos las conducen a la extinción.

La muerte no está consagrada como derecho en ninguna constitución.

Un clamor mundial

La campaña de la semana pasada ya superó la cifra de un millón de firmas. Agradezco a las personas que se involucraron en esta lucha desesperada pero impostergable.

La doctora Idelisa Bonnelly de FUNDEMAR, ha solicitado al ministro de Medio Ambiente que se pronuncie sobre el permiso que CBI dio a Groenlandia y que constituye una amenaza real para nuestras ballenas jorobadas. Creo que nuestra Cancillería también debería involucrarse.

Los nativos de Groenlandia miden las distancias por "sueños"; es decir, por el número de noches que pasen mientras se desplazan. A partir de ahora, la unidad de medida espacial para las ballenas jorobadas cuando se acerquen a las costas de Groenlandia será la pesadilla.

La muerte no está consagrada como derecho en ninguna Constitución.


Silencio, por favor...



Tan acostumbrados estamos al escándalo permanente que no nos percatamos de que nos estamos matando a base de bocinazos, gritos, musicón.

No es un invento. Las normas internacionales y las locales con respecto a la contaminación auditiva indican que las bocinas con las que convivimos cada dos segundos en el tráfico común o en nuestras casas implican una exposición a 70 decibeles de ruido, lo que según las normas dominicanas está en el rango de “molestia grave” durante el día.

En una calle europea muy transitada, en la que probablemente no habrá patanas con bocinas que hacen llorar a los bebés ni guaguas voladoras con cláxones con ruidos personalizados para sobresalir ante la competencia, ni carros públicos que llaman a sus pontenciales clientes a ritmo de “piiii... piiiii. piiil”, ni conductores particulares que parecen tener pegada la bocina al pedal del freno -cuando lo levantan- o del acelerador -cuando lo pisan- se producen 80 decibeles, según la presentación de 2003 “Efectos del ruido sobre la salud”, del doctor Ferrán Tolosa Cabaní, un ruido de riesgo para la salud según las normas dominicanas si la víctima es expuesta por 8 horas.

Los efectos no auditivos del escándalo en que vivimos incluyen, según expertos, alteración de la frecuencia cardiaca e hipertensión arterial, cambios en el ritmo respiratorio, alteraciones de la secreción gastrointestinal, problemas menstruales, vértigo y, en los fetos, bajo peso al nacer, prematurez, riesgos auditivos.

Nos estamos matando unos a otros a base de gritos, de bocinas, de discolight, de imprudencia, de desconsideración por el otro.

La ley 287-04 sobre Prevención, supresión y limitación de ruidos nocivos y molestos que producen contaminación sonora prohibe todo eso. ¿Qué esperamos?

El sistema del diablo...


La sola noción de su existencia sembró el terror en las mentes de muchísimos, para los cuales representaba el epítome del irrespeto a las libertades humanas. Su imagen, representación de una esclavitud sin esperanza, fue la de un monstruo que acechaba el mínimo descuido para apoderarse del mundo entero.

Los creyentes le endilgaron los tristemente célebres sobrenombres de "ateo" y "disociador". Despectivos por una parte y respetuosos por otra. Por el respeto que da el miedo al gran poder que tuvo quizá el más infame de los sistemas. El comunismo.

Por un tiempo, años, luchó de tú a tú con su contrario. Finalmente, el capitalismo triunfó. El sistema de las libertades acabó con el de las esclavitudes. Todo lo que se podía libremente en éste, estaba prohibido o controlado aquel. No podía ser.

Pero es una pena que se haya terminado. En cierto modo, fue un contrapeso en la balanza de medir el alcance de los atrevimientos del ser humano. Y hasta cierto punto, mientras existió, frenó un poco los desmedidos afanes de riqueza y poder de los que le endilgaron aquellos motes ominosos.

Hoy en día, los creyentes, con su liberalismo irresponsable, llevan al mundo al desastre. El irrespeto a todo es evidente. Pero le venden al mundo la imagen de que así debe ser, porque somos libres. Es como si hubiera que pagar un precio, sin el cual no hay producto. Pero es un precio muy alto.

Con ese "te dejo hacer para que tú me dejes hacer a mí" de lo que hace unos años empezó a llamarse Neoliberalismo y que hoy es la doctrina de casi todo el mundo, se han ido haciendo legales por uso común cosas que hace cincuenta años eran inconcebibles. Legales, puede ser. Justas u honestas es otra cosa.

En nombre de la libertad y la democracia, se declaran guerras. Pero detrás de las excelsas causas que dicen defender los paladines del mundo libre, están los intereses más espurios. Y, para satisfacer su demanda incontrolable de riquezas, decretan la muerte de miles de seres humanos. Beligerantes y no beligerantes. Pero inocentes de las maquinaciones del poder.

Es impresionante el modo en que nos venden estilos de vida que nos llevan a hacernos esclavos de instituciones financieras. Estas nos exprimen el sudor en larguísimos contratos de exageradamente onerosos intereses. Pero hay la excusa, perdón, la razón, de que "nadie te obliga".

Nunca como ahora la letra pequeña de los contratos ha sido más cruel y las condiciones más leoninas. Sin embargo, en numerosas ocasiones no nos queda más remedio que firmar, porque es la única manera de seguir adelante.

Se nos engatusa al hacer cualquier transacción. Y, por ejemplo, nos dicen que si compramos de una manera tal, no pagaremos intereses, pero ya éstos han sido cargados al precio. Si no compramos de la manera que nos sugieren, lo único que haremos es pagar intereses sobre intereses. Y debemos agradecer, porque es un favor que nos hacen. Es una de las bondades de nuestro sistema.

No creo que haya un porcentaje razonable de transacciones comerciales completamente honestas. No hablo de la limpieza, porque probablemente sean legales. Y si son legales, ¿quién dijo que no son limpias?

Nos entretienen y nos mantienen cautivos con rifas y puntos acumulables que se pueden canjear por viajes o estadías en resorts. Son recompensas, ¿no? Pero podríamos conseguir el triple de cosas con nuestro propio dinero si no tuviéramos que irlo repartiendo entre todos los que nos proporcionan bienes y servicios. ¡Ah!, y los puntos vencen, así que apurémonos a canjearlos porque son carísimos.

Un trabajador nunca sabe cuándo va a perder su fuente de sustento y las causas por las que va a ser enviado a la calle. A cualquier nivel. Desde obreros hasta ejecutivos. Los accionistas tienen que ganar dinero. Y la forma más cómoda de reducir gastos es eliminando personal. Claro, es por la situación del mercado.

Otro trabajador nunca sabe cuándo va a tener que trabajar el doble por la misma cantidad de dinero, porque su compañero de trabajo fue "desvinculado" de la empresa. Y las esperanzas de un aumento de sueldo no se ven ni en el panorama más lejano.

Los grandes especuladores acaban con bancos y desestabilizan todo el sistema financiero y los contribuyentes son víctimas por partida doble. Primero, pierden el dinero que les robaron los especuladores y, luego, tienen que pagar impuestos para que el gobierno pueda tapar los grandes agujeros negros del susodicho sistema.

Salud, educación, orden, seguridad, bienestar en general, son temas que no preocupan demasiado. Lo importante es que en el sistema de las libertades, cada quien puede hacerse rico como quiera. Parece ser nuestro premio por haber vencido al Sistema del Diablo. Es una suerte extraordinaria que estemos viviendo en este otro.

De José Alfredo Prida Busto