1984 de George Orwell es una novela política situada en la supuesta Inglaterra de 1984 donde existen 3 grandes superpotencias: Oceanía, Eurasia y Asia Oriental.
La novela refleja el sistema político de Oceanía, altamente jerarquizado y donde El Partido lo controla todo. Producción, mercados, vida civil, moral, ética… absolutamente todo, incluso el pensamiento de todos los ciudadanos.
De hecho, casi toda la población está sujeta a una vigilancia permanente mediante “telepantallas” y micrófonos repartidos por casi toda la geografía y en la práctica totalidad de los hogares. Todos los ciudadamos están vigilados en cuanto a sus actos, palabras, movimientos, e incluso se registra aquello que murmuran en sueños, en previsión de que no tenga un pensamiento “incorrecto” o “peligroso” para la nación, la sociedad, para El Gran Hermano, la personificación de El Partido, aquél que todo lo ve, todo lo oye, y todo lo ordena.
La trama se desarrolla, grosso modo, a través de un personaje: Wiston Smith, un cargo medio dentro de El Partido que, a grandes rasgos, se da cuenta de la falsedad sobre la que se sustenta todo el entramado político y social, e intentará luchar en su contra. No me voy a extender en la trama, intensa de por sí e interesante a cada página, ya que prefiero centrarme en algunos aspectos que más me han llamado la atención de la novela.
El primero de ellos es la completa sumisión de la sociedad, de cómo El Partido ha logrado eregirse en el poder y controlar absolutamente todo. La vida privada sencillamente, ha dejado de existir, “telepantallas” en el trabajo, en la calle, en la propia vivienda, todo, por seguridad, todo por la libertad de los ciudadanos. “LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD”, uno de los dogmas de El Partido, indica que lo que los hace libres, es la esclavitud de la mente, una total sumisión incosciente, una sumisión que no se nota, deja de ser sumisión, es libertad.
Otro de los dogmas es “LA IGNORANCIA ES LA FUERZA”, donde la fanatización del pueblo, acentuada en los estratos más pobres, se hace evidente en su adoración al Gran Hermano que los vigila y los protege. Una intensa ignorancia, cerradez de mente, la falta de preguntas e inquietudes ha convertido a los ciudadanos en máquinas de desconfiar, donde cualquier acto sospechoso es inmediatamente denunciado por los propios ciudadanos, que faltos de criterio toman cualquier cosa que no sea explícitamente buena, como mala para el adorado Gran Hermano, protegiendo aún más si cabe, al propio sistema.
El tercer y último dogma es “LA GUERRA ES LA PAZ”. La sociedad está sumido en un contínuo estado de histeria colectiva, donde la permanente guerra que mantiente Oceanía hace que la ciudadanía se encuentre en un contínuo frenesí de victorias militares exageradas, héroes que nunca han hecho nada heróico y que la mayor parte de las veces ni siquiera existe, contrastando con un contínuo estado de miedo y preocupación que hace que la vigilancia extrema sea hasta reconfortante, lo que incrementa la motivación para adorar al Gran Hermano.
Como vemos, El Partido ha modelado una sociedad totalmente fiel a El Partido, y éste trabaja contínuamente para que todo siga siendo igual. Otra de las cosas que me ha llamado la atención es el profundo esfuerzo manipulador que realiza El Partido. Toda previsión ha de ser alcanzada o superada, todo antiguo enemigo y ahora aliado, debe haber sido un aliado siempre, todas las estadísticas positivas…. Todo un mundo hecho a medida, que sólo se puede conseguir reescribiendo contínuamente el pasado, consiguiendo por lo tanto un gobierno infalible, donde no hay ninguna derrota, ningún error, donde ninguna persona ha sufrido, y si lo ha hecho esa persona ha desaparecido de todo registro de forma que nadie puede probar su mera existencia. “Quien controla el pasado controla el futuro. Quien controla el presente, controla el pasado” podría ser el cuarto dogma sobre el que se sustenta el Gran Hermano. Se está creando una “memoria única y colectiva” necesaria para crear un pensamiento único.
Como colofón a toda esta filosofía, El Partido utiliza un último elemento unificador: un enemigo común. El personaje de Goldstein personifica todo lo malo: traición al Gran Hermano, alianzas con el enemigo… , y se le acusa de los más horrendos crímenes, reales o no, que se hayan podido cometer. El personaje es demonizado, hasta tal punto que se han instaurado los Dos Minutos de Odio y la Semana del Odio, donde los ciudadanos se desahogaban contra Goldstein, siendo imposible no sentirse arrastrado por los insultos y los demás vociferantes que despotrican al lado. Este frenesí unificador cumple una doble función como válvula de escape a las tensiones que la extrema vigilancia pueda generar, pues una sociedad miedosa, con el odio como única vía de expresión, fanatizada y manipulada, es más dócil que una ciudadanía tranquila y segura.
¿Se parece nuestra sociedad a esta sociedad sumisa, que grita contra lo que nos dicen que gritemos, que pensemos que tal cosa está bien o que tal cosa está mal, que nos vigilan y en vez de sentirnos invadidos nos sentimos reconfortados?
Tenemos a una sociedad totalmente sumisa. ¿Totalmente? En un principio están controlados todos los actos, discursos, la ética… pero ¿y el pensamiento? Se puede sugestionar, inducir, prohibir, permitir, incentivar, a tener un tipo de pensamiento, pero ¿controlarlo totalmente? Aquí hace aparición la Policía del Pensamiento, dedicada a eliminar (ya que no se podía controlar directamente) todo pensamiento peligroso para El Partido, haciendo desaparecer a la persona que lo mantuviera.
Incluso existe una “neolengua” guía de la evolución lingüística de la población cada vez más escueta, más concreta, más cerrada, determinante, exacta, y por lo tanto, incapaz de referenciar ciertos conceptos, en concreto, ciertos conceptos incómodos.
Es curioso cuanto menos, que sea el lenguaje que que determine el pensamiento, y así es puesto que el acto de tener un pensamiento necesita de una expresión que lo materialice en sí mismo de alguna manera, aunque ésta sea tan abstracta como una simple expresión. Un mono es capaz de pensar porque puede expresar ese pensamiento (por ejemplo, empleando un sencillo lenguaje de símbolos) , un delfín, un hombre, pero no una vaca, un caballo o un dinosaurio, cuya única expresión es el resultado de una causa-efecto materializado en un estímulo-respuesta.
El mono, por ejemplo, no puede tener pensamientos complejos porque su base de conocimiento es muy débil , no se pueden expresar demasiadas cosas con un abanico de 100 palabras, y por lo tanto, no se puede expresar un pensamiento que hable, de por ejemplo, la “bondad de una acción”, cuando la palabra “bondad” no existe para ti. Por tanto, la existencia de un pensamiento depende de la capacidad de ser expresado, y por tanto, a menor abanico léxico, menor capacidad de pensamiento. En el libro incluso se plantea la posibilidad de que un lenguaje lo suficientemente escueto evite por sí mismo la existencia de pensamientos que no deban producirse.
¿Se parece nuestra sociedad a esta sociedad ignorante, que por su poco léxico en general, es incapaz de pensar más allá de donde se desea que pensemos? ¿Se premia la educación, el esfuerzo, la cultura? ¿O se adora al ignorante confeso y orgulloso (¿?) de su propia incultura?
Esta limitación del pensamiento repercute en la mismísima percepción de la realidad. Esa percepción de la realidad se convierte en la explicación que unifica toda la trama social y política de El Partido, de El Gran Hermano. Todo, absolutamente todo está encaminado a CREAR UNA REALIDAD, la realidad en la que El Partido tiene el poder, siendo ésta la primera y última ambición, su motivo existencial, y ello es conseguido a través de una realidad en la que únicamente Él tiene el poder, y DEBE ser adorado, respetado y obedecido. Esa realidad está presente, o se intenta que esté presente en cada individuo, de forma unificadora y autoritaria, imposible de cambiar, al igual que es imposible cambiar la ley de la gravedad porque pertenece a la realidad, al igual que es imposible decir que 2 + 2 no son 4 porque es un hecho que pertenece a la realidad. ¿ Y si la realidad te dice que 2 + 2 son 5 ? ¿Y si a El Partido, por los motivos que sean, le conviene que 2 + 2 sean 5? Tiene todos los medios para hacerlo: una extrema presión, vigilancia, policia del pensamiento, realidad controlada … todo, para que el individuo se desarrolle en una realidad cómoda, carente de cualquier pensamiento peligroso para El Partido.
Y yo pregunto: ¿Se parece nuestra sociedad a esta sociedad ensimismada en una realidad irreal? ¿Vive en un mundo de felicidad, donde los medios de comunicación nos recuerdan constantemente lo felices que somos con nuestras vacaciones, nuestro fútbol, nuestro rato de cerveza en el bar, nuestras navidades, las fiestas, cumpleaños, etc…?
Ya vivimos en un mundo totalmente lleno de comodidades, en una realidad que difícilmente cambiaríamos, porque es la realidad en la que nos hemos desenvuelto desde pequeños, la realidad es real, por lo tanto, inamovible.
Ya vivimos en un mundo estrechamente vigilado. ¿Cuántas cámaras nos vigilan noche y día? ¿Cuánto se puede saber de cada persona? Casi todo, ya que estamos totalmente expuestos desde que salimos a la calle (1 cámaras por cada 14 habitantes en el Reino Unido) o nos conectamos a internet ( 3 ( ]-[ 3 [_ 0 1/1 )
Ya vivimos en un mundo donde la clase política sabe todo esto y hace todo lo que puede por perpetuarse en el poder, cueste lo que cueste, a expensas de los derechos civiles de los que hoy gozamos, aprovechándose de la ignorancia y fomentándola al invertir cada vez menos en educación; pues un pueblo inculto es un pueblo dócil.
Ya vivimos en un mundo donde la clase política sabe todo esto y hace todo lo que puede por perpetuarse en el poder, cueste lo que cueste, a expensas de los derechos civiles de los que hoy gozamos, aprovechándose de la ignorancia y fomentándola al invertir cada vez menos en educación; pues un pueblo inculto es un pueblo dócil.