Josef Guttman un judío asesinado en un campo de concentración nazi habría dejado una incalculable fortuna, de la que dominicanos de apellido Guzmán se creen herederos.
Una misteriosa fortuna que ha cambiado roles, domicilio y hasta de apellidos.
Escrito por: Rafael P. Rodríguez
A inicios de los años setenta del siglo veinte una silueta alta que portaba un traje gris, que parecía forjada por el misterio, entró pasivamente como si contara los pasos, a la redacción central del joven diario El Sol de Santiago, con la espectacular noticia del día:
Un hombre, europeo, barón de algún lugar inolvidable, conocido como La Atalaya,que había muerto cuando él aún no vivía, dejó una enorme fortuna a los herederos de cierta familia de apellido Guzmán, dominicana, por demás.
El dinero que aportaría una cuenta secreta quedaría así en posesión de apenas un puñado de ciudadanos privilegiados.
Fue calculado por él en 300 millones de dólares que para la época constituía una suma respetable.
La considerable dilación, sumada a una serie de omisiones y sucesos al parecer inexplicables, obliga al escepticismo.
Ahí se inició el desaforado desfile de todos los “descendientes” del barón, obviamente de apellido Guzmán, repartidos en los más de 48 mil kilómetros cuadrados de esta República Dominicana, sumados la compleja madeja de circunstancias que llevarían a dejar en unos cuantos miembros de la “descendencia” que tampoco recibirían nunca nada.
Con el discurrir de los años, la misteriosa silueta que llegaría a llamarse Mario Guzmán Cabral, se redujo a notas esporádicas sobre los “avances” de la recuperación del dinero heredado que ya no había dejado un miembro de la familia real.
Aquello que une y que desata en su trama, apenas recordada ya, como tragada por la eternidad, el hombre que ya no se hace llamar ingeniero sino hermano, es precisamente lo que hay en ella de irreconocible, el toque de incertidumbre.
La primera inquietud que brota del subsuelo del relato guzmaniano sobre la fabulosa riqueza apartada por ¿tres siglos?, en los secretos caudales de los celosos y seguros bancos suizos, es la de la certeza, todavía improbable, de la existencia de tan grueso capital que ya se estaría calculando, según el penúltimo comunicado de Guzmán Cabral, en mil millones de dólares.
Durante décadas, Guzmán Cabral enviaba muy esporádicos comunicados -sin dirección ni teléfono de remitente, es decir, desde algún lugar desconocido, vía por fax, a diarios escogidos por él -incluido El Nacional-, en los que declaraba el creciente progreso de la escogencia de una sola familia, finalmente, agraciada, omitida sin explicar las causas.
Esta vez, en el más reciente recuento de sus trabajos recuperatorios y de sus ingentes esfuerzos, el otrora ingeniero, ahora convertido a la fe cristiana, no vuelve a mencionar para nada a ninguna persona que a sí mismo.
No hay más menciones de generosas baronías, de ferrocarriles y ni siquiera del apellido Guzmán.
Pero la respetable suma sí estaría, de acuerdo su declaración, en Zurich, ciudad bancaria del país helvético.
El dice en su declaración que la información original relacionada con la familia Guzmán, (aunque no su apellido) despertó las esperanzas de recibir la fortuna pero que ésta “no pudo lograrse”, sin explicar las poderosas razones.
En cambio, advierte en su comunicado redactado en primera persona pero hecho como si hubiese sido escrito por otra, un redactor, por ejemplo, que él “ha sido el único dominicano descendiente de españoles en salir beneficiado con los recursos económicos que le han sido otorgados luego de transcurrir 35 años de una constante lucha y sacrificios”
Afirma haber estado lleno de una fe extraordinaria tras una serie de costosos viajes a Suiza, Francia, Alemania, España, Portugal, México, entre otros.
Aunque tampoco menciona ese detalle, se infiere que andaba tras documentos que avalaran la legitimidad del futuro reclamo.
Finalmente, investido de investigador y genealogista, declara que logró descubrir los depósitos bancarios que habrían dejado sus parientes Josef y Therese Guttman, (citados por segunda vez en un segundo comunicado) y que “dormían un largo sueño en las bóvedas de una institución bancaria, “muy conocida” -no revela cuál-, de Zurich.
Dice haber regresado “lleno de un gran entusiasmo” al país, en noviembre, tras haber visitado Suiza y España”.
No conforme con esa asombrosa relación de hechos a través de una generación completa, informa que en los próximos días podrá disponer de los recursos económicos recuperados que serían transferidos a su banco en España, tan pronto el banco deposite el dinero y reciba de manos de sus abogados suizos el acta de matrimonio de los esposos Josef y Therese Guttman, quienes habrían contraído matrimonio legal en Hungría.
Sin quedar despejado todavía el intricado tramado, Guzmán Cabral detalla todo lo que dice hará con el voluminoso legado: Instalará un canal de televisión, construirá un hospital y cinco mil casas prefabricadas, entre otros proyectos.
Un apunte
El proyecto
En caso de conseguir la herencia tiene en agenda la instalación de un canal de televisión, con programas las 24 horas del día en la banda UHF, así como la construcción de un proyecto de cinco mil casas prefabricadas para miembros de su iglesia.