Friday, October 28, 2011

LA GENTE QUE ME GUSTA…


MARIO BENEDETTI

Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace.

Me gusta la gente con capacidad para medir las consecuencias de sus acciones, la gente que no deja las soluciones al azar.

Me gusta la gente justa con su gente y consigo misma, pero que no pierda de vista que somos humanos y nos podemos equivocar.

Me gusta la gente que piensa que el trabajo en equipo entre amigos, produce más que los caóticos esfuerzos individuales.

Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría.

Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos serenos y razonables a las decisiones de un jefe.

Me gusta la gente de criterio, la que no traga entero, la que no se avergüenza de reconocer que no sabe algo o que se equivocó.

Me gusta la gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.

Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente, a éstos les llamo mis amigos.

Me gusta la gente fiel y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.

Con gente como ésa, me comprometo a lo que sea, ya que con haber tenido esa gente a mi lado me doy por bien retribuído.

Monday, October 17, 2011

Indignaciones...


LAURA ACOSTA LORA

En esta época de indignación colectiva, a mí también me ha dado por indignarme; de hecho, desde que tengo uso de razón vengo indignándome por muchas cosas.

Me indignó por ejemplo que el Congreso a unanimidad pintara de sangre la democracia, dándole certificado de paternidad a Balaguer.

Me indigna que el PLD haya permitido que Hipólito Mejía fuera opción nuevamente, como me indignó que el PRD hiciera posible en el 1986 el regreso de Balaguer.

Me indigna que al gobierno le indigne Hubieres, mientras no le indigna Cambita, Pérez Figuereo, Fabio Ruiz ni Antonio Marte; mientras todos ellos se burlan de la dignidad de este pueblo, principalmente de los pobres que usan el desastroso transporte público todos los días.

A mi me indignan todos: Hubieres igualito que Ditrén, Diandino y su Metro, Cambita, Pérez Figuereo, Fabio Ruiz y Antonio Marte.

Me indignan la impunidad, pero también me indignan los indultos.

Me indigna que la Iglesia Católica se viva indignando de la paja en el ojo ajeno, mientras ni se inmutan por la viga en el propio.

Me indigna que un Presidente, un diputado o un senador juren cumplir y hacer cumplir las leyes de la República y luego se burlen de ella, cobrando barrilitos, cofrecitos y repartiendo funditas; mientras buscan excusas para no otorgarle 4% a la educación, ni lo que le corresponde a la justicia o a los ayuntamientos.

Me indigna la Policía cuando abusa de su poder frente al ciudadano, me indignan los intercambios de disparos, pero sobre todo que nos crean estúpidos luchando contra la percepción y no contra la delincuencia.

Me indigna la campaña electoral, su bulla, sus discolight, sus bandereos, sus caravanas, sus discursos de cartón, sin sustancia, de ningún lado.

Me indigna que ni a Danilo Medina ni a Hipólito Mejía le indigne uno que otro compañero de partido.

Me indigna que al Presidente le indigne la especulación en el extranjero y se haga de la vista gorda contra la que nos indigna en este pedazo de isla a todos.

Me indigna que se alternen el poder y no nos resuelvan los problemas básicos: educación, agua potable, electricidad, vivienda.

Me indigna también que algunos candidatos "alternativos" crean que no tenemos memoria. Por ejemplo, me indigna que Soto Jiménez no se haya indignado de Hipólito Mejía antes; que a Max Puig le haya dado por indignarse ahora; y que a Eduardo Estrella nunca le haya indignado Balaguer. Me indigna ver a Zorrilla Ozuna de candidato presidencial; y me gustaría que Julián Serulle se indigne un poco más con su hermano.

Me indigna la indignación selectiva, y que algunos se conformen sólo con indignarse; pero también que otros no se dignen siquiera a indignarse.

Y bueno sí, me indigna mucho no haberme indignado antes.

Sunday, October 16, 2011

Sin palabra y sin dignidad, los pueblos no necesitan tener intelectuales...


YLONKA NACIDIT PERDOMO

…Se han creído tan grandes, tan elevados, tan doctos, tan superiores, que no conectan con el pueblo, y sólo le reconocen autoridad a los políticos para “conectarse” con el pueblo.

¿De qué naturaleza primitiva o de qué “divinidad” utilitaria están hechos los intelectuales orgánicos, cuyas pasiones deificadas a la voluntad de un dignatario los petrifica, y no se colocan frente a la voluntad única que debe poseer todo ser humano: la dignidad?

Si todos son así, idólatras de los opresores de turno, artesanos de dogmas para los fines de la dominación, criminales de la verdad, fieles sirvientes para la solidez de un régimen, carcomidos por la docilidad, profanos del derecho natural de los pueblos a tener derecho a la humanidad, a una vida colectiva donde las leyes sean las fórmulas evidentes para conciliar el derecho a la felicidad.

Si los intelectuales no tienen sueños y la búsqueda consciente de la armonía universal, y no renuncian a ser individuos crueles.

Si los intelectuales no saben desnudar las espigas ante el sol, sacudir al mundo de la barbarie y de la enfermedad de la guerra.

Si los intelectuales no saben confesar sus vanidades y herejías, las catástrofes que causan siendo cómplices del clientelismo político.

Si los intelectuales dejan que sus ideas las posean hombres perversos, que las aprisione una red de propagandistas al servicio de la política bastarda.

Si los intelectuales prefieren lo superfluo, lo material, como beneficio fundamental para su inclusión en el sistema.

Si los intelectuales son incrédulos de la transformación a través de la palabra y no tienen valentía para rebelarse.

Si los intelectuales no pueden escribir un libro de afirmaciones sobre la dialéctica de la vida, gracias al asombro de la existencia.

Si los intelectuales se creen jueces únicos y sin sustitutos para juzgar lo bueno y lo malo, a los incautos, a los inocentes, a los analfabetos, a los pobres, a los excluidos… desde su soberbia de nobles predestinados para ejercer el pensamiento.

Si los intelectuales son ídolos de barro, adornos, plumas que los políticos conquistan con un simple guiño de ojo.

Sin los intelectuales abrazan el inmediatismo y el cohecho para ser fulgurantes y rutilantes estrellas del parnaso.

Si los intelectuales apenas comprenden la necesidad de los pueblos de derribar las murallas de las mentiras que se construyen desde el poder y el absolutismo político.

Si los intelectuales prefieren la abundancia de beneficios económicos a la dignidad, y se convierten en “eruditos” e industriosos, sin sentimientos colectivos, sólo porque desean la “gloria” de una civilización que los echará al polvo cuando lo juzguen.

Si los intelectuales no son otra cosa que dóciles instruidos, que desdeñan al ignorante porque no tienen un abrigo de oro ni manjares exquisitos.

Si los intelectuales no son guardianes ni defensores de las cuestiones últimas de la condición humana, a la cual la impiedad y la inequidad condenan a los más débiles.

Si los intelectuales son como las monedas, de dos caras, falsos profetas de su tiempo, sin ética, sólo pragmáticos consumidores de la plasticidad natural, de las excelentes poses que revelan su gracia de funcionario corporativo o del sistema.

Si los intelectuales solo promulgan como bueno y válido su saber a los cuatro vientos, porque son ellos los individuos únicos y capaces de monopolizar el pensamiento y la creación oficialista, llena de maniqueísmos e infrahumana desigualdad.

Si los intelectuales son avaros comprometidos con el desequilibrio institucional, hacedores de enérgicos discursos falaces, ruines, donde reúnen todas las máscaras discordantes del teatro de las apariencias.

Si los intelectuales son gentes que se autoexilian en el silencio por miedo; si separan el sentido de la dignidad de la vida al sentido de la verdad y de la justicia……entonces, las sociedades no necesitan tener intelectuales ni la civilización reunirse en un pueblo a través de la palabra!

¿Qué hacer con la palabra, es lo único que puedo preguntar? ¿De quién es la palabra? ¿Para qué la palabra? ¿Por qué hay que administrar a la palabra desde el poder? ¿Quiénes legitiman a la palabra? ¿Hay derecho a la palabra? ¿Por qué tener a la palabra escondida, helada, inadvertida? ¿Por qué eclipsar a la palabra ahora cuando la angustia por la posesión de ella crece y hay una orfandad de sentirla como nuestra? ¿Por qué no se transmite la palabra que los hambrientos necesitan para liberarse? ¿Por qué imponer una mordaza a la boca y aprisionar la lengua para que no conozca la identidad entre el alfabeto y el pueblo? ¿Qué hacer cuando la palabra es humillada, cuando la palabra pierde su poder universal de ser un eco, una antorcha, un diluvio, una voz de libertad? ¿Qué hacer? ¿Qué hacer cuando desean que tu palabra sea paciente y obediente; cuando le rasgan las vestiduras, cuando miserablemente la destinan a morir? ¿Qué hacer cuando la emplazan a callarse, cuando la conquistan con promesas, con banalidades o cuando recomiendan su prisión, su enclaustramiento y borrarla con el olvido eterno? ¿Qué hacer si hacen de la palabra una ruina llena de mártires, de tumbas, de infierno? ¿Qué hacer si por tener derecho a la palabra la humanidad vive un holocausto?...Sólo morir, decidir, escoger morir…pero con dignidad!

Thursday, October 13, 2011

¿Que pasaría?


Por Mario Benedetti:

¿Qué pasaría… si un día despertamos dándonos cuenta de que somos mayoría?

¿Qué pasaría si de pronto una injusticia, solo una, es repudiada por todos, todos los que somos, todos, no unos, no algunos, sino todos?

¿Qué pasaría si en vez de seguir divididos nos multiplicamos, nos sumamos y restamos al enemigo que interrumpe nuestro paso?

¿Qué pasaría si nos organizáramos y al mismo tiempo enfrentáramos sin armas, en silencio, en multitudes, en millones de miradas la cara de los opresores, sin vivas, sin aplausos, sin sonrisas, sin palmadas en los hombros, sin cánticos partidistas, sin cánticos?

¿Qué pasaría si yo pidiese por vos que estás tan lejos, y vos por mí que estoy tan lejos, y ambos por los otros que están muy lejos y los otros por nosotros aunque estemos lejos?

¿Qué pasaría si el grito de un continente fuese el grito de todos los continentes?

¿Qué pasaría si pusiésemos el cuerpo en vez de lamentarnos?

¿Qué pasaría si rompemos las fronteras y avanzamos y avanzamos y avanzamos y avanzamos?

¿Qué pasaría si quemamos todas las banderas para tener solo una, la nuestra, la de todos, o mejor ninguna porque no la necesitamos?

¿Qué pasaría si de pronto dejamos de ser patriotas para ser humanos?

¿No sé… me pregunto yo… qué pasaría?