Me refiero a los principales aspirantes a la presidencia de los dos partidos del sistema bipolar existente en nuestro país: Leonel Fernández (actual presidente en busca de su segunda reelección y cuarto periodo) y Danilo Medina segundo al mando del partido oficial y ex ministro de la Presidencia) por el Partido de la Liberación dominicana (PLD); y Miguel Vargas Maldonado (presidente del partido y excandidato) e Hipólito mejía (ex-presidente república) por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
Uno dice ser “El destino”, otro se hace llamar “Papá”, el tercero tiene olor a Marbella y el cuarto luce “tranquilo”, pero hay mamá (por aquello de “líbrate del agua mansa”…).
El dólar “no debió subir”, dice el gobernador del Banco Central; pero subió, y eso es lo que cuenta.
Subió la factura eléctrica.
Subieron los huevos, el pollo y la cebolla.
Y el “hombre destino” -desde su millonaria fundación FUNGLODE (propiedad de Leonel Fernández y una especie de “cuerpo del delito” de su gestión presidencial)- exhortó, después de más de 10 años de gobierno, a luchar unidos contra la pobreza, como “si no tuviera vela” en ese entierro de la pobrecía.
Será un combate bajo la modalidad de matar a los(as) pobres de hambre y enfermedades curables; aunque a ese evento fúnebre irán solo los/as de su calaña.
Esto así, porque a la cada vez más precaria alimentación de grandes contingentes de dominicanos/as, se le suma el hecho de que solo el 30 % de las clínicas privadas reúnen las condiciones mínimas para brindar ese servicio vital y solo 23 hospitales públicos de los 153 existentes en el país, cumplen los requisitos para operar tan delicado tema.
Pero de todas maneras Bauta Rojas (ministro de salud pública) cree que su actuación le merece el título de “súper-ministro de salud”, emulando a Díaz Rúa (ministro de obras públicas) con sus cárteles de la construcción del Grupo Estrella y la Odebrech. Y es que su líder le ha inculcado a ambos que las payolas postmodernas (sobornos a los mass-media) tienen la formidable virtud de presentar lo virtual como real.
“El destino” le ha enseñado a sus subalternos/as esa seña.
Miren este otro ejemplo del arte de invertir los hechos y los valores: el país está en uno de los últimos lugares de la bolita del mundo en asimilación de moral y cívica, matemática, lengua española, física, química. . . tiene una de las asignaciones presupuestarias mas baja del continente americano… el desayuno escolar no sale de una intoxicación que pone en riego la salud y la vida de los(as) escolares… Pero el jefe máximo de esas habladurías virtuales, el presidente Fernández, proclama ante el mundo que estamos en plena “revolución educativa”, sentando las bases de “la sociedad de conocimiento” de Peter Drucker.
Con razón, Melanio Paredes, Ministro de Educación y fiel seguidor del nuevo aspirante a monarca, tiene la tranquilidad de espíritu para hacerse construir un ascensor que le permite llegar en su jeepeta de lujo hasta la puerta de su despacho, que para él equivale a la mismísima puerta del cielo.
El ex presidente Hipólito Mejía hizo el encuentro de “los militares con Papá”, donde habló de la deshonestidad de este gobierno; y lo hizo ante un buen número de ex-generales enriquecidos por él con los dineros del pueblo. Olvidó además con razón que el cártel de la droga del capo Quirino estuvo asociado a algunos de sus generales y ministros. Olvidó la tarjeta multimillonaria de crédito que le facilitó el auto-quebrado BANINTER a través de Pepe Goico (su jefe de seguridad personal) e innumerables actos de corrupción cometidos durante su gestión de gobierno.
Si requete deshonesto es el gobierno de Leonelito, bien parecidito en ese aspecto fue el de “Papá”.
Danilo, bien tranquilo, no quiere que le recuerden su “asociación de bienhechores” con el padrino Guaroa Liranzo (multimillonario contratista de la corrupción de Balaguer) en el prólogo y despliegue de la corrupción de Estado pele-balaguerista (del PLD con el partido de Balaguer) y se conforma -sin hablar de revertir el neoliberalismo, la dependencia, los TLC y la partidocracia- con aprenderse de memoria y repetir constantemente un programa de gobierno supuestamente desarrollista.
En realidad es una propuesta, cuyas partes regularcitas, sabrá olvidar a tiempo; como aconteció cuando le tocó ser el segundo al mando del gobierno morado y cuando tomó la decisión de aplastar con todas las malas artes al manganzón de Jaime David (ex aspirante a la presidencia y actual ministro de medio ambiente).
Y ahora viene con la vieja cantaleta del “turismo como motor del desarrollo”, como si nada hubiera pasado en las últimas décadas y como si las transnacionales del ramo fueran capaces de dejar a un lado su modelo y su voracidad.
Miguelito, desprovisto de toda gracia y bien provisto de una enorme fortuna fácil que le imprime un aire gerencial, está agarrado por el pichirrí por Diandino Peña (Ministro del Metro, amigo de Miguel Vargas y dador de contratas multimillonarias a su favor) y –sobretodo- marcado para siempre con la mancha indeleble del escándalo Marbella (la mayor operación de lavado de dinero europeo en el Caribe, en la que fungió de conexión dominicana).
En fin, no hay manera de que este palo, por demás podrido, genere cáscaras diferentes a estas. Ellas y muchas más son el producto, cada vez más degenerado, de un sistema político, una institucionalidad y un orden económico-social que hay que mandar al basurero de la historia; para reemplazarlo, desde un contra-poder fruto de la movilización patriótica y popular –y a través de todos los escenarios de competencia- por un nuevo poder constituyente de un Estado garante y promotor de todos los derechos, de una democracia participativa e integral y de una sociedad justa y solidaria.