Thursday, December 23, 2010

El gobierno de Lula...


Frei Betto

Al conocer la victoria de Lula en las elecciones de 2002 publiqué en O Globo (28/10/2002) el artículo "El amigo Lula", resumido en esta frase: "Sobreviviente de la gran tribulación del pueblo brasileño, Lula es ahora un vencedor".

Apoyado por una amplia mayoría de la opinión pública brasileña (que hoy es del 87%), Lula gobierna este país desde hace ocho años. Sorprendió a aliados y opositores. Lula es también ahora un vencedor, digo parafraseándome.

Viví siempre de mi trabajo, como recomienda el apóstol Pablo. Durante breves períodos mantuve un vínculo laboral con la iniciativa privada. Rechacé nombramientos del poder público. Por considerarlo compatible con mi actividad pastoral, acepté la invitación del presidente Lula para integrar, en 2003, su asesoría especial en el gabinete de Movilización Social del Programa Hambre Cero, al lado de Oded Grajew.

Permanecí allí dos años. Tuve la oportunidad de implementar dos programas de amplia capilaridad nacional y que siguen vigentes: la Red de Educación Popular, que trabaja según el método de Paulo Freire en la formación ciudadana de beneficiarios de la Bolsa Familia; y el Escuelas Hermanas, que establece conexiones solidarias entre profesores y alumnos de instituciones de enseñanza.

Mi tarea principal consistía en movilizar a la sociedad civil en pro del Hambre Cero, sobre todo los Comités Gestores que, elegidos democráticamente en los municipios, cuidaban del censo de los beneficiarios y supervisaban el cumplimiento de las condiciones del programa de erradicación de la miseria.

Eso provocó la reacción de muchos alcaldes. Querían reservarse el control del Hambre Cero. Temían el surgimiento de nuevos liderazgos locales vía Comités Gestores. Exigían el decidir, por obvias razones electorales, quién entra y sale del censo. A su vez el lobby del latifundio -cerca de 200 parlamentarios del Congreso- presionaba para que el Hambre Cero no hiciera efectiva la reforma agraria, que le aseguraría un carácter emancipatorio y constituía una cláusula petrea del programa del PT.

La Casa Civil dio oídos a los descontentos. Trató de sustituir el Hambre Cero por un programa de carácter compensatorio y hasta hoy sin visos de salida, cuyo censo es controlado por los alcaldes: el Bolsa Familia. Oded Grajew regresó a São Paulo, el ministro Graziano fue sustituido y yo, en noviembre del 2004, puse la dimisión. Volví a ser un feliz ING (Individuo No Gubernamental).

En vísperas de acabar el gobierno de Lula, lo avalo como el más positivo de nuestra historia republicana. El Brasil cambió para mejor.

Entre 2001 y 2008 el ingreso del 10% de los más pobres creció seis veces más que el 10% de los más ricos. El de los ricos creció el 11.2%, y el de los pobres el 72%. Mientras tanto, desde hace 25 años, según el IPEA, la mitad del ingreso total del Brasil permanece en manos del 10% más rico. Y el 50% de los pobres se reparten entre sí apenas el 10% de la riqueza nacional.

Con el gobierno de Lula los más pobres obtuvieron unos recursos anuales de 10.500 millones de dólares; a los más ricos, a través del mercado financiero, les fueron destinados más de 100,500 millones, lo que ha impedido la reducción de la desigualdad social.

Le faltó al gobierno disminuir el contraste social por medio de la reforma agraria, de la multiplicación de los organismos de transferencia de riqueza y de la reducción de la carga tributaria en las áreas del trabajo y del consumo. Y grabar las del capital y la especulación.

Hoy día los programas de transferencia de riqueza de gobierno representan un 20% del total de los ingresos de las familias brasileñas. En el 2008, 18.7 millones de personas vivían con menos de 1/4 del salario mínimo. Si no fuera por las políticas de transferencia serían ahora 40.5 millones. Lo que significa que el gobierno de Lula sacó de la miseria a 21.8 millones de personas.

Es una falacia el decir que, al promover transferencia de riqueza, el gobierno "mantiene a vagos". Eso sucede cuando no castiga a los corruptos, nepotistas, licitaciones amañadas, malversación de dinero público. Sin embargo la Policía Federal encarceló por corrupción a dos gobernadores.

Más de la mitad de la población del Brasil tiene menos del 3% de las propiedades rurales. Y apenas 46 mil propietarios son dueños de la mitad de las tierras. Nuestra estructura agraria es idéntica a la del Brasil del imperio. Y el empleador rural no es latifundio ni agronegocio, es la agricultura familiar: ocupa apenas el 24 % de las tierras y emplea el 75% de los trabajadores rurales.

La inflación se mantuvo por debajo del 5%, se crearon casi 11.7 millones de empleos formales y el salario mínimo de ahora es de más de US$ 200. Eso ha permitido al consumidor planificar mejor sus compras, facilitado por una política de créditos establecidos y a largo plazo, a pesar de las elevadas tasas de interés.

El gobierno de Lula no criminalizó a los movimientos sociales; buscó el diálogo, aunque sea tímidamente, con líderes populares; mejoró las condiciones de los quilombos; demarcó las tierras indígenas, como Raposa Serra do Sol.

Al rechazar el ALCA y cubrir las deudas con el FMI, Lula presentó al Brasil como país soberano e independiente. Lo cual le permitió mantener una confortable distancia de la Casa Blanca y aproximarse a Africa, a los países árabes y a Asia, hasta el punto de debilitar el G8 y fortalecer el G20, en el cual participan países en desarrollo. Estrechó relaciones con Sudáfrica, China y la India, valoró la UNASUR y quebró el "eje del mal" de Bush al defender la autodeterminación de Cuba, Venezuela e Iraq.

El gobierno termina sin que, en los ocho años de su mandato, hayan sido abiertos los archivos de las Fuerzas Armadas sobre los años de la dictadura, ni apoyado iniciativas para entregar a la Justicia a los responsables de los crímenes de aquella época. El país sigue sin ninguna reforma estructural, como la agraria, la política, la tributaria, etc.

La inversión en educación no superó el 5% de PIB, cuando la Constitución exige al menos el 8%. Aunque el acceso a la enseñanza elemental se haya universalizado, el Brasil está a la par, según el IDH de la ONU, de Zimbabwe en materia de calidad de educación. Los profesores son mal remunerados, las escuelas no disponen de recursos electrónicos y la deserción sigue siendo alta. Los programas de alfabetización de adultos fracasaron y el MEC se mostró remiso en la aplicación del ENEM. Como positivo, la ampliación de las escuelas técnicas y de las universidades públicas, el sistema de cuotas y el ProUni.

El SUS continúa siendo deficiente, y en cuanto a la atención a la salud va siendo privatizado progresivamente. Hoy 44 millones de brasileños están inscritos en planes de salud de la iniciativa privada. Más del 50% de las viviendas del país no tienen saneamiento, los alimentos transgénicos son vendidos al consumidor sin advertencia y los derechos de las personas con deficiencias no están debidamente atendidos.

Gobernar es el arte de lo posible. Implica imprevistos y exige soluciones sobre la marcha. Lula supo hacerlo con maestría. Espero que el gobierno de Dilma pueda mejorar los avances de la administración que termina y corregir sus fallas, sobre todo en lo tocante a la disposición de efectuar reformas estructurales y ampliar el rigor en la preservación ambiental. Ojalá que la presidenta consiga superar la deficiencia congénita de su gestión: el matrimonio, por conveniencia electoral, entre el PT y el PMDB.

PS. El poder no cambia a nadie, hace que las personas se manifiesten.

(Traducción de J.L.Burguet)

Frei Betto es escritor, autor de "La mosca azul" y "Calendario del poder", entre otros libros.

Fuente: http://alainet.org/active/43156

Saturday, December 11, 2010

LA PATRIA, CON OTRA MIRADA...

Ligia Minaya, Escritora

Dicen que desde dentro no se ve bien el bosque. Y así parece. Cuando una está lejos la añoranza arropa. Ve lo positivo de las cosas. Recuerda tan solo los momentos gratos. Y yo, desde aquí y también estando allá de vacaciones, veo a los dominicanos y a las dominicanas como seres muy fuertes, casi perfectos, alegres y solidarios. Comparo la gente de a pie de mi país con los de aquí. Con estos que lo tienen todo, o casi todo y no son tan fuertes como nosotros. Aquí, si son madres solteras, tienen acceso a un apartamento, comida para el niño, escuela gratis, medicinas, sólo para dar un ejemplo. En mi país, no. Pero la dominicana, se la busca, de cualquier forma: vende comida, ropa, trabaja como sirvienta, no tiene apoyo de ningún lado, y aun así, sigue adelante, subsiste, sonríe, canta, baila y saca a sus hijos adelante. Es sólo un ejemplo.

Los dominicanos, sin agua, sin luz, con miles de problemas, se levantan temprano, se montan en una guagua destartalada para llegar al trabajo, si es que lo tienen. Aun así, disfrutan de la vida, se dan un trago, bachatean, hacen cherchas con los amigos, y se ríen de lo que está pasando, que no es buena cosa. Y algo más que admiro de los míos: Si son gordos y gordas, tienen las carnes apretadas, se ponen pantalones que les moldean el cuerpo, no importa si le sale parte de la barriga o unas empellas por los lados. Me encanta ver a esas mulatas gordas con ropas de colores, maquilladas, el pelo al viento, caminando como si fueran modelos de pasarelas.

Hay una encuesta que dice que los dominicanos somos de las personas más alegres del mundo. Y eso es verdad. Somos merengueros, bebedores de tragos, de colmadones, de cerveza vestida de novia, de hablar con desconocidos, de playas y matas de coco, de yaniqueques y pescado frito, de café caliente y fuerte, dulce de guayaba, aguacate con mangú y queso frito, chocolate caliente, arroz, frijoles y carne guisada, pan de agua y sobao, empanadas de yuca, guineos en las esquinas, música altísima, vecinos que se hablan de ventana a ventana, andar por las calles aun haya violencia, de amigos de siempre, de reír a carcajadas, de decir malas palabras que no tiene nada malo, de sol de siempre, de Semana Santa de vacaciones y procesiones, ir a misa los domingos y luego ir a comer al restaurante o a casa de la abuela, de salchichón frito, tostones, moros y locrios. Y eso nos hace felices, contentos, a pesar de los pesares.

Es que la Patria, además de la Bandera, el Escudo, el Himno Nacional, los Padres de la Patria, la Historia, las Fiestas Patrias, la geografía, las leyes (que no se cumplen), es olor, sabor, sentimientos, sonidos, flores y campos, árboles y ríos, recuerdos gratos y miles de cosas más. Me siento orgullosa de ser dominicana cuando veo a mi gente ser como que es. Es el lado positivo. Un pueblo que ha sobrevivido a los embates de la vida, al que ha querido destrozarlo. Los dominicanos somos lo que somos, y a mucha honra. Y al que le pique, que se rasque.

Me siento orgullosa de ser dominicana cuando veo a mi gente ser como es. Es el lado positivo. Un pueblo que ha sobrevivido a los embates de la vida, al que ha querido destrozarlo.

Denver, Colorado


LENGUA Y EDUCACION...


De Andrés L. Mateo

Ninguna otra institución en la República Dominicana tiene a su disposición un acervo técnico tan variado, ni un caudal tan robusto de observaciones y recomendaciones para superar el estado de indigencia que el sistema acarrea. No hay un solo maestro que no esté empapado del lenguaje constructivista, que no haya sobrevivido a la brega de descubrir la "construcción del conocimiento", y que no sienta ahora la perplejidad de olvidar todo lo que lo obligaron a aprender de esa escuela. La escuela dominicana es un maldito amasijo de teorías, y no hay un técnico medio que no pueda citar a César Coll, Juan Carlos Tedesco o Cecilia Braslavski. O que no haya hecho un curso con Malpica, Norberto Boggino o Julia Mora.

Pero toda esa calistenia teórica no ha aterrizado nunca en el aula, y la educación dominicana está en el último lugar de los países estudiados en el laboratorio del SERCE, por una puntuación media inferior al promedio de los países cuyo rango de dispersión entre los percentiles es inferior a los 200 puntos. Esto se dice fácil, pero si midiéramos la degradación del sistema por el ciclo de la vida humana, diríamos que la educación dominicana está en capilla ardiente.

Y ahora se pretende imponer unos libros de textos que casi evaporan la enseñanza del español, y hasta los perfiles de la identidad. En la sociedad tecnológica de hoy hay otras formas simples y complejas de lecturas, y hay infinitas posibilidades de "comunicar" el saber por medio de las vías electrónicas. Pero lo que la tecnología no ha podido es borrar la relación indisoluble que existe entre el pensamiento y el lenguaje. Esta ecuación ordena no simplificar la lengua en las estrategias pedagógicas, y darle al contenido curricular la dimensión que la lengua tiene en el proceso del conocimiento. La "construcción del conocimiento" no es un acto de magia, y la visión misma del constructivismo atraviesa la lengua como significante de la cultura.

Es por eso que el sistema educativo dominicano tiene que hacer un esfuerzo de superación infinita en la enseñanza de la lengua.

¿Cómo entender que nuestros estudiantes salen del bachillerato con un universo vocabular dos veces inferior a la media de la mayoría de los países hispanoamericanos? ¿Qué esperar de un estudiante que no es capaz de dominar el concepto como categoría del pensamiento? ¿A dónde acudir, si la experiencia de lectoría de nuestros estudiantes es ínfima, y si explicar lo leído es siempre una aventura que conduce a la decepción? ¿Se puede ser un buen estudiante sin manejar con destreza la lengua, puesto que la lengua, además de ser ella misma objeto de estudio, es el instrumento con el que se estudian todas las otras asignaturas, incluyendo la matemática?

En las condiciones de la posmodernidad, la vida de hoy es un enjambre interminable de signos. Antes fue igual, pero la sociedad posmoderna hace preponderante la imagen sobre el concepto. Sin embargo, entre todos los sistemas de signos de la vida social, el signo lingüístico es el más importante y el más complejo, porque atañe a la esencia de la condición humana. Ninguna teoría sicopedagógica puede sustituir la enseñanza formal de la lengua materna. Antes al contrario, en países como Canadá, cuya expresión nacional es francesa e inglesa, en los primeros años de la educación sólo se enseñan la lengua materna y la matemática, y las expresiones artísticas. Y las actuales reformas en marcha en países como Francia y España apuntan al fortalecimiento de la enseñanza de la lengua y la matemática en los ciclos iniciales.

Porque la lengua no es una asignatura transversal, sino troncal. Y porque, a pesar de toda la tecnología, la inteligencia humana es estructuralmente lingüística.

Friday, December 10, 2010

Wikileaks y las Coreas: seis más uno...

Xulio Ríos
Observatorio de la Política China

A la par que la tensión no parece ceder del todo en la península coreana, a los actores tradicionales se ha sumado, coyunturalmente, uno nuevo: Wikileaks, que con sus revelaciones de diferente signo, viene a añadir más confusión a un litigio de incierto comienzo y final.

Según algunos documentos, Pekín atisba un horizonte de entendimiento con Seúl, habida cuenta de que en un máximo de dos años el régimen norcoreano podría desmoronarse tras la desaparición de Kim Jong-il. Según otras revelaciones, atribuidas al ex primer ministro de Singapur, Lee Kwan Yu, Pekín no dudaría en optar por un Pyongyang nuclear antes que aceptar el descalabro del régimen. Más comentarios ilustran con nitidez las limitaciones de la diplomacia china en la región, destacando, en paralelo, la importancia creciente de la influencia de Washington para garantizar la paz y la estabilidad en la zona. Esa presencia, acompañada de la reiteración de maniobras militares en las inmediaciones del Mar Amarillo, ha surtido, al menos de momento, más efecto sedante en el contencioso que las sugerencias activas de Pekín de reanudar el diálogo hexagonal, todas ellas, dicho sea de paso, con escaso éxito.

Una vez tras otra, la actitud de Pyongyang pone en aprietos a Pekín, quien constata, estupefacto, que los alardes y bravuconadas de su aliado brindan argumentos de difícil contestación a quienes en la zona son partidarios de una implicación activa de Washington en las cuestiones de seguridad, llevando al colapso su estrategia diplomática basada en la progresiva expulsión de EEUU de la región. Y si bien es verdad que este contencioso no tendrá solución por la vía militar, a día de hoy, parece que sólo la correspondencia con gestos belicosos aportan algo de calma tras la tormenta desatada, primero por el hundimiento de la corbeta Cheonan y después por el bombardeo de la isla de Yeonpyeong. Será difícil saber si Pyongyang ha sido con total seguridad, el instigador y ejecutor inicial de ambas iniciativas, pero el hecho de quién comenzó bien pudiera no ser, a la postre, lo más determinante.

A Pekín podría interesarle valerse del contencioso norcoreano para trascender la rivalidad estratégica que le enfrenta a Washington en el entorno asiático, pero difícilmente puede ganar enteros en esa pugna si Pyongyang va por libre y le pone a cada paso entre la espada y la pared. Los sucesos de las últimas semanas serán leídos en clave regional por los países de la zona (desde Japón a India o los países de la ASEAN) como ilustración de la importancia de contar con la cercanía de EEUU, a quienes se aproximarán un poco más en detrimento de Pekín. El balance chino, pues, no puede ser menos favorable.

Quiere ello decir que si la diplomacia china efectivamente ansía desempeñar un papel de mayor calado y envergadura, necesita con urgencia asumir un perfil de mucho mayor rango, abandonando la tradicional “modestia estratégica” que en su día apadrinó Deng Xiaoping al proclamar la necesidad de “no encabezar la ola ni portar la bandera”. Las muestras de comprensión y apoyo reiteradas a lo largo del presente año, con visitas del más alto nivel a Pyongyang, por parte de China, han sido “recompensadas” por Corea del Norte, un Estado a todas luces moribundo pero dotado de capacidades bien mortíferas, con decisiones unilaterales que han disgustado y puesto a China en la picota, condenándola a librar cheques en blanco que erosionan, un poco más si cabe, su imagen ante la opinión pública internacional.

¿Peligra la alianza? No es probable ya que en ella influyen de modo determinante consideraciones geopolíticas que van más allá de lo ideológico o las hipotecas de la historia reciente. A Pekín no le queda otra que seguir haciendo de su capa un sayo y pese a su desagrado, evitando condenas y vetando resoluciones, perseverar en el empeño de ganar influencia de alcance en Pyongyang a fin de evitar su unilateralismo y disciplinar su comportamiento.

La “no injerencia” de Pekín alienta el reforzamiento de la presencia militar de EEUU en la región y aumenta su influencia a la par que limita su margen de maniobra para establecer un marco de cooperación entre ambos países o para atraerse a otras diplomacias relevantes en el conflicto. El triángulo Washington-Seúl-Tokio se cohesiona cada vez más a consecuencia de la acción norcoreana, reforzado por el derechismo del presidente surcoreano Lee Myung-bak y el seguidismo nipón. ¿Quién se acuerda ya de la Comunidad del Este Asiático propuesta por Hatoyama hace pocos meses?

China no moverá un dedo para propiciar la caída del régimen del Norte, pero precisa dotarse de efectivos mecanismos pre y post ante las crisis provocadas por tan incómodo aliado. De lo contrario, no solo los riesgos irán en aumento sino que su estrategia regional quedará, en buena medida, a expensas del juego que decida Pyongyang.

Xulio Ríos es Director del Observatorio de la Política China.