Thursday, August 27, 2009

Falta autoridad...

BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO

Todo ocurre porque falta autoridad, no hay dudas

En un país donde asesinos y ladrones son aceptados y elogiados en las páginas de sociedad. En un país donde contrabandistas y negociantes que falsifican productos o los importan vencidos forman parte de las directivas de asociaciones de empresarios y comerciantes.

En un país donde se cuestiona como pendejos a quienes no roban cuando pasan por posiciones públicas.

En un país donde un Procurador General doctor Virgilio Bello Rosa dijo que sólo existe justicia contra los pobres.

En un país donde el tanto tienes hace mucho que se impuso al tanto vales.

En un país donde muchas familias enseñan a sus hijas, si son bonitas y bien formadas, a buscar un marido rico, en un comercio carnal tan indigno como el de una prostituta de las calles.

En un país donde se venden y se compran las preguntas y respuestas de los exámenes escolares.

En un país donde sectores de la Iglesia Católica niegan el derecho a la diferencia, en una actitud digna de los tiempos de la inquisición y quieren imponer, por encima de consideraciones científicas y humanas, la prohibición de la interrupción del embarazo.

En un país donde la trampa, el fraude, la compra de conciencias, el abuso de autoridad y la deslealtad al compromiso son formas del ejercicio político partidario.

En un país donde sólo contribuyen a la deforestación los pobres, que son perseguidos y con los pudientes se hacen de la vista gorda.

En un país donde se borran los avisos de vencimiento de los alimentos y se venden otros en envases oxidados y abollados sin que haya sanción.

En un país donde en muchos negocios la libra sólo tiene 12 ó 14 onzas porque las balanzas son alteradas y ninguna autoridad supervisa ni interviene para combatir ese otro robo.

En un país donde se venden públicamente placebos y sustancias, ya sean pastillas o jarabes, sin ningún tipo de capacidad de curación y los vendedores ni los fabricantes son perseguidos.

En un país donde la mayoría sobrevive porque Dios es grande, por cabezas duras y porque el aire es gratis.

No es extraño, pues, que el mismo día se publique que en Hato Mayor un jayán robaba los tarros y las flores del cementerio para venderlos en floristerías y que en Sainaguá le dieron una carrera a un grupo que quería robar el féretro de un empresario enterrado la semana pasada.

Todos sabemos lo que ocurre en muchos cementerios, comenzando por los de Santo Domingo y el Distrito Nacional.

Todo lo anterior, y mucho más, ocurre porque falta autoridad, no hay dudas.