Monday, May 31, 2010

El “diputado ejemplar”...

Escrito por: Narciso Isa Conde (narsoisa@gmail.com)

A ella no la llaman Sonya, sino Wendy. Tampoco le dicen su apellido, sino el del diputado acusado de ser violador, quien en vez de Julio debió llamarse Agosto.

Por Alicia, la del país de las maravillas, se supo de sus violaciones; y el repudio de la sociedad obligó a sacarlo del staff.

¿Qué hicieron para usar su caudal económico, su populismo mafioso y evitar el chantaje peligroso? La “solución” fue postular a Wendy como garantía de ese curull en su condición de “prisionera en jaula de oro” y “propiedad privada”. Una fórmula impuesta por orden de Miguel.

Así, la esposa aceptó servirle de escudo al marido y al partido. Sus celos, si los hubo, fueron arrinconados por el poder del dinero junto al miedo; mientras el capitalismo mafioso, machista y triturador de espíritus débiles, continuó destilando pestilencias.

La cúpula del PRD y sus aliados, que bien pudo ser la del PLD, lució orgullosa de sus “habilidades tácticas”. Genial: ¡Wendy diputada¡, pero ella pudo ser la “sindiquita” del PLD u otra parecida.

Porque se trata de un sistema y una “cultura política” mafiosa (no solo de su parte peledeizada o perredeizada) funcionales a un lumpen-capitalismo muy degradado en esta era neoliberal.

Pero la operación Wendy no fuera tan exitosa si no hubiera “ganado” la diputación. Wendy estaba programada para “ganar” con dinero sucio y con trampas; llevándose de paso a otros, cuyas lágrimas no los exoneran de meterse en el lodo sin protestar.

El fraude lo hacen las dos bandas mafiosas. Gobiernistas contra “opositores” y “opositores” contra gobiernistas; y se lo hacen entre sí los de una y otra banda, incluyendo fraudes concertados donde hay quienes “desinteresan” a la otra parte comprándole el cargo sin objetarle el pataleo.

Claro: como regla (con excepciones), la parte de más poder y dinero tiene mayor posibilidad de imponerse. Por eso “ganó” Wendy.

Una diputada que no será tal, que anunció habrá de complacer a su esposo cediéndole la diputación. El tributo al humillador, el premio al verdugo que tortura sin “picana” y que mata espiritualmente, e incluso materialmente, hasta con besos y caricias.

Otra vez la amenaza de que el diputado acusado de violador sea diputado sin haber sido postulado: un “diputado ejemplar”, más allá de los Ferrari, Roll Roice, Bertley y Masseratti… más allá de los “barrilitos”. Una imposición de la suciedad dominante a la sociedad dominada.