Wednesday, July 22, 2009

Dominicano, ayer y hoy...

Adriano Miguel Tejada

Conversaba recientemente con un amigo sobre las características del dominicano y éste se quejaba amargamente de cómo nos han dañado las costumbres traídas por los estadounidenses. Decía que nos habíamos vuelto haraganes y cómodos y ponía como ejemplo que el dominicano de hoy hasta para ir a una cuadra de distancia va en un carro, nunca a pie. Yo sonreía, porque recordaba las crónicas que sobre el dominicano de centurias pasadas habían escrito muchos viajeros extranjeros que se maravillaban de la haraganería y comodidad del criollo.

Por ejemplo, el sacerdote Pedro Francisco Javier Charlevoix, que escribió una "Historia de la isla Española de Santo Domingo", editada por la Sociedad Dominicana de Bibliófilos, describía al dominicano de esta manera en el siglo XVIII: "Son los hombres del mundo que saben pasarse con menos... No se ocupan de nada durante el día; ni siquiera usan sus esclavos en ningún trabajo penoso. Pasan todo el tiempo en jugar o en hacerse mecer en sus mecedoras o hamacas. Cuando están cansados de dormir, cantan y no salen de sus camas sino cuando les aprieta el hambre. Para ir a buscar agua a río o a las fuentes, aunque sea a corta distancia, van a caballo".

Cambie los términos, el caballo por el carro, el cantar por el colmadón o el bar y los juegos, y se podrá comprobar que el dominicano de ayer no difiere mucho del de hoy.

Por eso hay tantas botellas y tantos vagos en las calles. Trabajar debería ser mandatorio en el país.

atejada@diariolibre.com