Escrito por: ENRIQUE GARCIA FROMETA
Este domingo 28 de marzo se cumplen 37 años de aquel fatídico miércoles de 1973, cuando a las 9:20 p.m., tres matones de la Policía por instrucciones de la cúpula político- policial del régimen despótico del doctor Joaquín Balaguer, asesinaron a Gregorio García Castro (Goyito), vil, cobarde y horrendamente en la calle Mercedes, frente a la casa Nº 259, de la Zona Colonial.
Sólo 37 años de edad tenía García Castro, y coincidencialmente se cumplen 37 largos años de impunidad absoluta, pues nada más se han “procesado” los autores materiales, acusados por la propia Policía, Juan María Arias Sánchez (ascendido a capitán tras el crimen, quien murió en la cárcel preso por otros crímenes, pues había salido en libertad con la vergonzosa sentencia clandestina del 20 de octubre de 1980).
Caminan por las calles como si nada otros dos responsables Milton De la Cruz Lemos y José Rafael Pérez Pereyra. Los autores intelectuales, aunque se conocen a ciencia cierta, aunque fueron denunciados ante el entonces presidente Balaguer .
Aunque la impunidad ha traspasado todos los gobiernos que se han sucedido desde este abominable hecho, hasta la fecha, especialmente en este caso y muchos otros, sobre todo de revolucionarios como Homero Hernández, Amín Abel, Otto Morales y nuestro primo, el doctor Guido Gil Díaz, desaparición que data de 1967.
La desaparición de Narcisazo en los “10 años ligeros” de Balaguer rememora la de Guido y todo el aparataje represivo-criminal balaguerista.
El crimen de Orlando Martínez, con la sanción ejemplar a los autores materiales es la diferencia de la poca justicia en todos estos casos que algún día serán debidamente sancionados ejemplarmente.
Gregorio García Castro, entonces Jefe de Redacción del vespertino Última Hora, y autor de la columna En Un Tris…, desde la cual planteaba certeros análisis sobre: Bosch, Balaguer, Estados Unidos, Trujillo, Caamaño y Caracoles, libertad de expresión, ética periodística, La Banda y los grupos paramilitares.
Esa era la razón por la que muchos la consideraban lectura obligada de cada día día, la más leída en el tiempo que se editó. Goyito era incansable, creativo, ágil, incisivo, vibrante, pero sobre todo humanitario y desinteresado de los bienes materiales, solidario con los perseguidos, amenazados, exiliados, presos y demás víctimas del oprobio de los 12 años funestos de Balaguer.
Criticaba al mandatario acremente a pesar de su antigua amistad personal de largos años.
Las críticas cotidianas de García Castro alcanzaban puntualmente a los jefes militares y policiales represivos, a los funcionarios corruptos, pero también reconocía las buenas acciones y obras, no importaba de la parcela que fuera.
El caso García Castro, conocida la sentencia clandestina del 20 de octubre de 1980, evacuada sin constituir un tribunal, sin publicidad; solicitada la revisión ante la Suprema Corte de Justicia vía el Procurador General.