Los jóvenes de hoy han oído hablar o algunos han sido víctimas de las redadas policiales contra la delincuencia, pero son pocos los que saben lo que es una redada política, específicamente destinada a apresar a ciudadanos desafectos o disgustados contra un régimen tiránico. En la República Dominicana hubo muchas de esas redadas, pero la más importante ocurrió a principios de enero de 1960, hace casi 50 años, luego de que se descubriera la existencia del Movimiento Clandestino 14 de Junio, llamado así en honor a los gloriosos expedicionarios que cayeron, armas en mano, en las lomas de Constanza, Maimón y Estero Hondo, el 14 y el 19 de Junio de 1959.
Hoy día, de 312 jóvenes que cayeron presos y fueron a parar a la cárcel de torturas de La 40 y a la penitenciaría de La Victoria, solamente quedan 98. Y de los fundadores originales del 14 de Junio en la finca de Charles Bogaert, en Mao, solo quedan tres: los doctores Julio Escoto Santana y Luis Gómez Pérez, ambos abogados, y el ingeniero Leandro Guzmán. Sufrieron bárbaras torturas en la prisión de La 40, pero lograron sobrevivir.
Como quien dice, es una generación que se acaba, aunque todavía somos muchos los que valoramos su entereza y valentía en su lucha por la libertad del pueblo dominicano.
En 1959, Trujillo vivo, era difícil organizar eficazmente células clandestinas encaminadas a su derrocamiento. Sin embargo el Movimiento 14 de Junio lo logró, a pesar de la vigilancia que a nivel nacional mantenían el SIM y otros organismos de seguridad del Estado. El 14 de Junio fue descubierto gracias a una delación del entonces practicante de medicina Norman Montero, quien al recibir una comunicación de Manolo Tavárez se metió en miedo y lo denunció al Servicio de Inteligencia Militar (SIM). Ese organismo envió a Montecristi al sicario capitán Del Villar, quien se hizo amigo del remitente del mensaje y logró los nombres de los principales líderes del Movimiento. Una labor perfecta de espionaje. Del Villar, quien pertenecía a la Policía, se suicidó de un balazo en la cabeza tras la muerte de Trujillo en 1961. Enterado de que le buscaban para ajustarle cuentas, se fue a su natal Yaguate, se vistió de negro, tiroteó a varios parroquianos en un bar de la localidad y luego se pegó un tiro.
Pero volvamos al 14 de Junio. Es falso lo que se ha dicho y reiterado en el sentido de que los integrantes de esas células políticas se habían agrupado de tres en tres, en una emulación de la Sociedad Patriótica La Trinitaria, fundado por Juan Pablo Duarte el 16 de julio de 1838 como una herramienta política para luchar contra la dominación haitiana. La verdad es que esa versión fue puesta a correr entre los mismos presos del 14 de Junio, en 1960, para solo mencionar tres personas, como mucho, cuando fueran torturados, a fin de no complicar a otras. En realidad, había células integradas hasta por diez personas: bastaba que alguien fuera antitrujillista para incorporarlo a una célula, sin limitación de número. En vista de que entre la cárcel de La Victoria y La 40 había más de 300 prisioneros, Trujillo se alarmó y dio órdenes precisas para que se suspendieran las torturas, lo que en efecto ocurrió, puesto que las cárceles resultarían insuficientes si los presos continuaban complicando a otros compañeros. Fue asi como el general Tunti Sánchez se presentó en ambos recintos carcelarios y dio la orden terminante:
--No más golpes ni torturas. Solamente interrogatorios.
Naturalmente, los sicarios obedecieron y esto fue un alivio para los presos.
Uno de los grupos más activos en 1959 fue el dirigido por los esposos Manuel Aurelio (Manolo) Tavárez Justo y su esposa Minerva Mirabal Reyes, en la ciudad de Montecristi, en el noroeste del país. Ese grupo, además, estaba integrado por el doctor Alfredo Parra Beato, Rafael González Mera, Jaime Ricardo Socías, Germán Ares Hevia, Dantón Hurtado y Jorge Adalberto Pérez Villalona, Domingo (La Cuca) Pérez Castillo, quien a su vez dirigía la Legión Azul fundada en 1922 en Montecristi, con ramificaciones en otras ciudades del país y de carácter mutualista.
(Hay una anécdota sobre Parra Beato. Ocurre que mientras estaba en la cárcel de La Victoria, a los presos se les había comunicado que en breve serían trasladados a la Isla Beata. Un guardia reunió a 32 presos políticos para preguntarles:
--¿Quiénes son los que van para la Beata?
Parece que Parra Beato no oyó bien y creyó que era que le mencionaban.
--Aquí, señor-dijo Parra Beato a continuación, tras de lo cual fue llevado a la Isla Beata sin estar en la lista)
Los enviados a la Isla Beata en esa ocasión fueron Wenceslao Guillén Gómez, Manuel Armando Bueno Pérez, Pedro Jaime Tineo Tejada, Luís Prudhonme, Manuel Medina, Pedro Bourdier, Frank Benedicto Rodríguez, Homero Herrera, Miguel Luna Estrella, Félix Tavárez Vila, Ramón Antonio Hernández, Francisco Ulises Lee, Reinaldo A. Santelises, Ignacio Méndez, Rafael Antonio Cabrejas, Enrique Almánzar, Alfonso Marte, Víctor González, José (Cheché) Contreras, Napoleón Sánchez, José Camilo Disla, Eugenio Perdomo, Eugenio (Cuquito) Pérez, Ramón Liriano, Ramón Mejía, Herminio Polanco, Henry Stridells Cepeda, Pedro Jaime Tineo, Jorge Cury y José Armando (Chichí) Díaz.
Los núcleos en Santiago estaban bajo la responsabilidad de Carlos (Cayeyo) Grisanty, Jorge y Miguel Lama Mitre, doctor José Antonio Tallaj, Joaquín Álvarez Perelló, Pedro Lanfontaine, Domingo Russo y Eusebio Arias Villamán.
Otro grupo, también en Santiago, era liderado por Manuel (Manolito) González Franco, Víctor González Hardy, Juan José Cruz, Marcelo Bermúdez, Danilo Cruz, Eugenio Perdomo, Ramón Lorenzo Perelló, Natalio Puras Penzo, alias Apeco, Pedro Gregorio Espinal, Reinaldo Santelises, Roque Peña, Elpidio Espinosa y Raimundo Robiou, Germán Arias, Adolfo Franco y Andrés Lora Pérez.
El llamado "grupo de los panfleteros", todos posteriormente asesinados en la cárcel de La 40 en 1960, estaba compuesto por jóvenes adolescentes cuyas edades oscilaban entre los 16 y 18 años. Eran dirigidos por Wenceslao (Wen) Guillén Gómez e integrado, entre otros, por Teófilo Santos Prudhonme, Henry Stresse Cepeda, José Emilio Soriano, Pedro Miguel Ramírez de la Cruz, Porfirio Gómez, José Almonte, Domingo Cepeda, Domingo Disla, Miguel Luna y Enrique Almánzar. Ellos formaban parte de una agrupación llamada Unión de Grupos Independientes de Santiago (UGRI), una pantalla para conspirar contra Trujillo.
Gracias a la Fundación Testimonio se pudo elaborar la siguiente lista de los jóvenes mártires santiaguenses: Wenceslao Guillén Gómez, Manuel Armando Bueno Pérez, Pedro Jaime Tineo Tejada, Luis Prud'homme, Manuel Medina, Pedro Bourdier, Frank Benedicto Rodríguez, Homero Herrera, Miguel Luna Estrella, Félix Tavárez Vila, Ramón Antonio Hernández, Francisco Ulles Lee, Reynaldo A. Santelises, Ignacio Méndez, Rafael Antonio Cabreja, Enrique Almánzar, Alfonso Marte, Víctor González, José (Cheché) Contreras, Napoleón Sánchez, José Camilo Disla, Eugenio Perdomo, Enrique (Cuquito) Pérez, Ramón Liviano, Ramón Mejía, Herminio Polanco, Henry Streese Cepeda, Pedro Jaime Tineo, Jorge Cury y José Armando (Chicha) Díaz.
La lista fue elaborada por el autor del libro Los panfleteros de Santiago, el abogado santiagués Ramón Antonio (Negro) Veras, uno de los miembros de ese grupo que sobrevivió milagrosamente.
El doctor Veras afirma que "el hecho de que muchos de los que pasaron por "La 40" y tuvieron la oportunidad de ver a Los Panfleteros de Santiago, al momento de ser sometidos a martirios y suplicios bárbaros, despiadados, brutales, salvajes y bestiales, y lo han expuesto en libros, demuestra que fueron momentos de espanto, pánico, horribles y terroríficos, los que pasaron Los Panfleteros de Santiago antes de quedar sin vida, unos por las torturas y otros directamente asesinados por sus sacrificadores.
El doctor Julio Miguel Escoto Santana, miembro fundador del Movimiento Clandestino 14 de Junio y ex presidiario del centro de torturas La 40, presentó en el 2007 varios cargos contra un grupo de torturadores al servicio de la dictadura de Trujillo. En su querella, el doctor Escoto Santana le dijo a Procurador General de la República, refiriéndose a Los Panfleteros de Santiago, lo siguiente:
"Días después de haber sido secuestrado por César Rodríguez Villeta, encontrándome detenido y encerrado ilegalmente en La 40, una noche legó un grupo de más de 20 adolescentes, entre ellos dos muy jóvenes, que según Johnny Abbes García habían sido apresados en Santiago de los Caballeros por imprimir y distribuir unos panfletos o volantes en los que según oímos decir a Candito Torres, "se insultaba al Jefe", lo que no se podía perdonar: entonces éste empezó a obligarlos a que repitieran el contexto de las sátiras, y no se cansaba de expresar: digan ahora que viva la revolución, digan abajo el tirano; y atrévanse a repetir que Trujillo es una mierda, porque las verdaderas mierdas son ustedes, coño; y de inmediato él, Luís León Estévez junto a (Américo Dante) Minervino, Clodoveo Ortiz, un tal Chabacano, Ciriaco de la Rosa y otros calieses más, le fueron encima a los indefensos muchachos y procedieron a golpearlos salvajemente con los chuchos disecados hechos de las vergas de los toros; y a torturarlos con gran saña, hasta dejarlos inconscientes".
"Después de una noche, dejé de verlos por unos días, y luego reaparecieron muy contentos a pesar de los golpes que habían recibido, y hablaban de que les habían hecho firmar unas cartas dándoles las gracias al Jefe por haberlos perdonado, y que también les dijeron que los soltarían pronto. Pero..la noche del 29 y en a madrugada del 30 de enero de 1960, de repente apagaron todas las luces de La 40 y empezaron a cerrar las puertas de madera que había en la entrada de cada solitaria, dejando prácticamente en tinieblas dicho antro de torturas, y luego comenzó a oírse e ruido de motores de vehículos encendidos, y a seguidas, escuchamos unos desesperados gritos y chillidos; y al subirnos sobre el inodoro de la celda, vimos por una estrecha ventana que había en la misma, cómo Clodoveo Ortiz los apuñalaba con un cuchillo que siempre portaba en su cintura, y al estrangulador Manolo Domínguez ahorcándolos con un tortor, y a Chacabano y a otros asesinos, matándolos a palos, metiendo sus cuerpos destrozados en sacos, y subiéndolos a un vehículo cerrado que parecía una perrera de las que usaba la Policía en esa época, y después la sombría caravana arrancó, ignorando nosotros su destino. Esa misma madrugada, Johnny Abbes y Candito Torres, electrocutaron en la silla eléctrica al resto de los jóvenes Panfleteros de Santiago. Hasta la fecha, se ignoran dónde reposan los restos de esos adolescentes, vilmente asesinados, y por eso, en las investigaciones que se llevan a cabo, es pertinente que León Estévez, Candito Torres, Cesar y José Ángel Rodríguez Villeta, den respuesta a esa gran interrogante".
En junio de 2007, familiares de las víctimas de torturas y asesinatos durante la Era de Trujillo depositaron en la Procuraduría General de la República una serie de argumentos que prueban las aberrantes acciones del régimen, citando a Luis José León Estévez, César Rodríguez Villeta, Cándido Torres y a José Ángel Rodríguez Villeta como autores de los desmanes.
En una comunicación entregada al procurador adjunto Bolívar Sánchez, citaron que el primero de enero de 1960, César Rodríguez Villeta detuvo a Julio Escoto, quien fue mantenido secuestrado durante un mes en la cárcel La 40, y posteriormente trasladado a La Victoria. En La 40 fue sometido a las más abominables torturas por los imputados, quienes los golpeaban con bastones eléctricos, y también lo torturaron en la silla eléctrica y con el método denominado "pileta". En 1961, Frank Benedicto fue secuestrado y también conducido a La 40, donde fue sometido a torturas, y presenció cuando ahorcaron a varias personas, entre ellas a Jorge Khoury, a quien luego introdujeron en el baúl de un vehículo y desaparecieron su cadáver.
La instancia judicial señala que Danilo Díaz, hijo de Modesto Díaz, fue sacado de su celda, el primero de junio de 1961, llevado a la sala de torturas -- en la que se encontraba el coronel Luis José León Estévez, Tavito Barcácel y Clodeveo Ortiz, sindicados como agentes al servicio de Inteligencia Militar (SIM).
Díaz fue torturado en la silla eléctrica, se le aplicó el bastón eléctrico en los genitales, fue quemado con cigarrillos y sufrió golpes con distintos instrumentos.
El querella se señala que por mandato de Ramfis Trujillo, quien llegó al recinto acompañado de Tunti Sánchez y Pirulo Sánchez Rubirosa, los torturadores continuaron infligiendo torturas a Díaz, pero esta vez en presencia de su padre, Modesto Díaz, y su tío Miguel Ángel Báez Díaz, contra quienes se emplearon los mismos métodos.
En enero de 1960, Sina Cabral del Rosario fue conducida a la famosa cárcel, donde fue presentada a Abbes García, César Báez, Candito Torres Tejada, Cándido Faustino Díaz y Luis José León Estévez, quienes le aplicaron la tortura denominada "picana eléctrica". La madrugada del 17 de enero de ese año, fueron al apartamento de Leandro Guzmán, los señores Rodríguez Villeta y Emilio Estrada Malleta, acompañados de otros hombres, y lo tiraron por las escaleras hasta llegar en el primer nivel. Luego fue conducido a La 40, donde sufrió los rigores de las torturas.
El relato es hecho por los abogados de las víctimas de la tiranía trujillista, Santiago Rodríguez Tejada, Carlos Pérez V. y Gina Pichardo Rodríguez, pero la acusación nunca prosperó.
El abogado Negro Veras que con relación a los métodos aplicados por los asesinos para eliminar a Los Panfleteros de Santiago, coincide con el testimonio de otros que fueron testigos del crimen colectivo.
Como dijimos, todavía quedan 98 ex prisioneros de La 40, gran parte de los cuales, por carecer de nombres sonoros o posiciones relevantes, nunca o casi nunca figuran en los medios de comunicación. En una palabra, son héroes anónimos, absolutamente olvidados por el desconocimiento de las nuevas generaciones acerca de nuestra historia reciente.