Friday, January 15, 2010

La estupidez de mister Robertson:

Annet Cárdenas

pat.jpgMarion Gordon Robertson, más conocido como Pat Robertson, es muy famoso no precisamente por su sapiencia religiosa, a pesar de su gran arraigo entre los cristianos más conservadores de Estados Unidos, aquellos que consideran que los pobres son pobres por la voluntad de Dios o que los negros no merecen un mejor destino que los blancos por el oscuro color de su piel.

Además de ultraconservador, fascista y racista, míster Robertson, parece pecar de estupidez. Su última perla es bien lamentable. En medio de la tragedia por la que atraviesa el pueblo haitiano, este “siervo” del Señor, en lugar de llamar a sus feligreses a hacer donaciones y aportes para ayudar a los damnificados de esa empobrecida nación, intentó explicar la desgracia con la peregrina idea de que Haití está maldecido, porque los haitianos hicieron un pacto con el diablo para conseguir su independencia del imperio francés.

Es decir, que toda la historia de lucha de un país que fue poblado de esclavos traídos de su natal África, colonizado por una potencia europea; una nación cuyos ancestros tuvieron la valentía de aspirar a conquistar su libertad, y de hecho lo lograron, siendo los primeros en el continente latinoamericano en sacudirse del yugo colonialista, ha sido reducida a la simple fábula de un pacto diabólico, gritado a las mil voces por la estupidez de un predicador maledicente.

A ese acuerdo con el Señor de las Tinieblas seguramente se debe toda la corrupción y humillación a que sometieron a su pueblo el dictador François Duvalier, “Papa Doc” y su hijo Jean Claude “Baby Doc”. Por supuesto también esa es la explicación para la expoliación - a manos de sucesivos gobiernos corruptos- de las arcas públicas de Haití, cuyo contenido fue a parar a las bien cuidadas bóvedas de los bancos suizos.

Fue hace apenas siete meses, en agosto del 2009, que el Tribunal Penal Federal (TPF) suizo ordenó la restitución de los fondos del dictador Jean Claude Duvalier (7 millones de francos, unos 4,3 millones de euros, bloqueados desde hace 23 años) al gobierno haitiano, después de un largo proceso iniciado en 1986.

Todavía hoy esa devolución no se ha hecho efectiva, a causa de los interminables recursos presentados por la familia Duvalier, culpable, en gran medida, de los males del pueblo haitiano.

Pero esa historia poco vale ante los ojos de míster Robertson que prefiere achacarle al diablo lo que han hecho los hombres en una nación trabajadora, sin mayores recursos naturales y que ha sido asolada por huracanes y ahora el terremoto más devastador que se ha registrado en la región del Caribe.

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