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De Diario Libre
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"Veo una multitud innumerable de hombres libres iguales y semejantes que giran sin cesar sobre sí mismos para procurarse placeres ruines y vulgares, con los que llenan su alma...
Sobre estos se eleva un poder inmenso y tutelar que se encarga solo de asegurar sus goces y vigilar su suerte. Absoluto, minucioso, regular, advertido y benigno, se asemejaría al poder paterno, si como él tuviese por objeto preparar a los hombres para la edad viril; pero, al contrario, no trata sino de fijarlos irrevocablemente en la infancia y quiere que los ciudadanos gocen, con tal de que no piensen sino en gozar...
Después de haber tomado así alternativamente entre sus poderosas manos a cada individuo y de haberlo formado a su antojo, el soberano extiende sus brazos sobre la sociedad entera y cubre su superficie de un enjambre de leyes complicadas, minuciosas y uniformes, a través de las cuales los espíritus más raros y las almas más vigorosas no pueden abrirse paso... No destruye las voluntades, pero las ablanda, las somete y dirige; obliga raras veces a obrar, pero se opone a que se obre; no destruye, pero impide crear; no tiraniza, pero oprime; mortifica, embrutece, extingue, debilita y reduce, en fin, a cada nación a un rebaño de animales tímidos e industriosos, cuyo pastor es el gobernante.
En nuestros contemporáneos actúan dos pasiones contrarias: sienten la necesidad de ser conducidos y el deseo de permanecer libres. No pudiendo destruir ninguno de estos dos instintos contrarios, se esfuerzan en satisfacerlos ambos a la vez...
Es difícil, en efecto, concebir... que el gobierno liberal, enérgico y prudente, pueda salir... de un pueblo de esclavos".