Correo del Orinoco
En Estados Unidos una computadora, un teléfono celular o los programas de Twitter son considerados legalmente “instrumentos de crimen”. Así se establece en uno de los cargos del expediente judicial de un tribunal de Pensilvania contra Elliot Madison, un trabajador social de Nueva York. Elliot fuera arrestado el 24 de septiembre de 2009 en Pittsburgh, acusado de utilizar Twitter para advertir a los manifestantes de la Cumbre del G-20 cómo evitar ciertas rutas de tránsito y aconsejarles cuáles utilizar para evadir la presencia policial. Su expediente establece como el primero de los tres cargos en su contra: “1.- Posesión de instrumentos de crimen, en violación al Título 18, Sección 907(a) del código penal de Pensilvania. Específicamente, equipos de telecomunicación: computadora, teléfono celular, scanner, audífonos, programas de Twitter, y otros 'instrumentos'”.
En Italia sucede algo similar con las redes sociales. Tras la agresión a Berlusconi, sufrida el 13 de diciembre, el ministro de Interior italiano, Roberto Maroni, anunció iniciativas legislativas para bloquear algunas páginas y grupos que surgieron en en redes sociales como Facebook para ensalzar al agresor. Incluso el presidente del Senado, Renato Schifani, llegó a afirmar que Facebook era más peligroso que los grupos armados de los años setenta, en referencia a los años de plomo protagonizados por las Brigadas Rojas.
Las nuevas tecnologías, cuando no le gustan al poder, pasan a convertirse automáticamente en instrumentos criminales.