Monday, January 4, 2010

"Ábrete, Sésamo".-



Con la varita mágica de los decretos, el presidente Leonel Fernández declaró al recién nacido 2010 “Año de la reactivación económica nacional”. Lo hizo el mismo día en que se aplicaron importantes aumentos al precio de los combustibles y en la jornada en que el pastor evangélico Ezequiel Molina propuso la legalización de la droga como alternativa para enfrentar al narcotráfico.

El Presidente decreta la reactivación en un año en que, para cubrir las necesidades nacionales, el Congreso aprobó un presupuesto cuyo 30.3% (RD$115,000 millones) se conseguirá con préstamos internos y externos. En un levantamiento realizado por Listín Diario y publicado el pasado 28 de diciembre resalta el dato de que, entre agosto de 2008 y diciembre de 2009 el Congreso recibió 26 propuestas de préstamos por RD$59,000 millones.

¿El destino de esos pesos? Ha habido de todo, desde Súper Tucanos, Autopista del Coral, hidroeléctricas, “apoyo a políticas de fomento de la productividad y competitividad”, “programa de modernización de la administración de los recursos públicos”, y un largo etcétera, todo eso aparte del “completivo” del presupuesto nacional.

El optimismo viene desde el Banco Central, que cerró satisfecho un año de crisis con un crecimiento de 3.5%. La institución, que obtuvo un 63.5 de 100 en el ranking de cumplimiento a la ley de Libre Acceso a la Información Pública realizado por Participación Ciudadana (lugar 34 de 85) dijo en su informe: “En la medida en que el crédito privado ha repuntado, la economía dominicana ha experimentado una importante recuperación, iniciada en el trimestre abril-junio”. Queremos la alegría de pensar que así será.

Si se puede decretar la reactivación, tal vez se pueda ordenar el cese de la corrupción, que bien caería en un año electoral en que el dispendio de los recursos del Estado suele darse sin freno. O la victoria sobre el narco, que falta nos hace. Si, cual Ali Babás del siglo XXI, podemos abrir la roca y obtener riquezas con sólo pronunciar las palabras correctas, que así sea.