Friday, January 1, 2010

El márketing del miedo a enfermar.-



El mercurio que contienen muchas vacunas está relacionado con patologías como el autismo.

Un total de 37 millones de dosis de vacunas contra la gripe A se han adquirido en el Estado español. Estos fármacos contienen un conservante con mercurio relacionado con diversas patologías.

Se expandió el miedo, el terror a una pandemia global de gripe, la A en esta ocasión. El Ministerio de Sanidad español compró 37 millones de dosis de vacunas. Se había generado confusión entre la población. Pero llegó la gripe y empezó a comprobarse que era incluso menos mala que la de todos los años. Y ahora, con el negocio ya hecho por los laboratorios productores de las vacunas y antivirales vendidos, comprobamos que cuando en comunidades autónomas como Navarra termina la campaña de vacunación se han pinchado sólo un 25% de las personas susceptibles de hacerlo. Quizá este desastre sanitario desde el punto de vista económico se explique por la rapidez con la que parte de la ciudadanía ha conseguido información fidedigna sobre las posibles consecuencias de la vacunación con estos preparados. Los tres adquiridos por Sanidad, Focetria (Novartis), Pandemrix (Glaxo- SmithKline) y Panenza (Sanofi Pasteur), la dirigida a las embarazadas, llevan un peligroso conservante elaborado a base de mercurio, tiomersal o timerosal, muy común en todo tipo de vacunas. Este excipiente puede producir autismo (trastorno generalizado del desarrollo que se caracteriza por una alteración de la interacción social y de la comunicación, así como por patrones de comportamiento repetitivos y estereotipados) en los niños, entre otros daños neurológicos. En noviembre de 2006, la revista médica The Lancet relacionaba tóxicos como el mercurio con esta patología así como con la hiperactividad o el retraso mental.

Demandas por daños

La Audiencia Nacional ha admitido a trámite una reclamación de responsabilidad patrimonial al Ministerio de Sanidad y a los laboratorios GlaxoSmithKline, Sanofi Pasteur MSD, Wyeth, Lederle y Berna Biotech España, todos fabricantes de vacunas con timerosal, por los posibles daños que hayan causado. La demanda está impulsada por la Asociación Vencer el Autismo (AVA) y la Asociación para Protección Ambiental a través del Ecoturismo y en la Defensa de la Salud (ANDECO), en nombre de 59 familias (hay otras 35 por formalizar) y está gestionada por el abogado Felipe Holgado, un especialista en derecho sanitario. Es la primera vez que se presenta en España una demanda colectiva que cuestiona los efectos de las vacunas en nuestro organismo, al menos de las que contienen mercurio (la denuncia también incluye los daños que pueden provocar las amalgamas dentales fabricadas con dicho metal). El Ministerio de Sanidad ha respondido al requerimiento de dicho juzgado que no está demostrada científicamente la relación del mercurio de la vacunas con el autismo. Lo ha hecho con consideraciones genéricas, sin adjuntar estudios individualizados de cada niño con autismo. Ahora le toca el turno a los cinco laboratorios demandados. “Se ha comprobado que tras la vacunación o la colocación de amalgamas dentales que llevan mercurio, aumentan los niveles de este metal en el cuerpo de los pacientes. Existen estudios que han demostrado que, tras una vacunación con timerosal, se detectan en el organismo del receptor niveles de mercurio superiores a los recomendados por la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de EE UU y la Organización Mundial de la salud (OMS)”, afirma Felipe Holgado, el abogado responsable de la demanda. “Un informe de evaluación terapéutica sobre las vacunas con timerosal publicado por el antiguo Insalud en el año 2000 argumenta su peligrosidad. Además, se sugiere que los laboratorios fabriquen vacunas sin esta sustancia”, añade Holgado. Eso sí, dicha publicación destaca que en ningún momento se corte el límpido chorro de la vacunación de niños pues sus beneficios “son muy superiores a los riesgos potenciales derivados de la exposición a vacunas que contienen timerosal”. Existen más de 10.000 estudios relacionados con la toxicidad del mercurio.

El informe de Kennedy Jr.

Los laboratorios conocen los daños en la salud del mercurio de las vacunas. En 2005, Robert F. Kennedy Jr, abogado de prestigio en temas de salud y ecología y sobrino del presidente de EE UU John F. Kennedy, publicó su informe Deadly Immunity (Inmunidad mortal). Entre otras muchas informaciones, el trabajo ofrece datos sobre una reunión desarrollada en Simpsonwood, (Georgia, EE UU), en junio de 2000. La reunión fue convocada por el Centro para el Control de las Enfermedades (CDC), sin comunicados públicos, tan sólo las invitaciones privadas a 52 asistentes: ejecutivos de las mayores compañías farmacéuticas y de la Administración sanitaria estadounidense. ¿Cuál era el objetivo de tan inquietante cita? Una investigación había suscitado dudas sobre la seguridad de una gran cantidad de vacunas administradas a bebés y niños pequeños. El epidemiólogo del CDC Thomas Verstraeten había analizado una enorme base de datos con los historiales médicos de 100.000 niños y había descubierto que un conservante con mercurio incorporado a las vacunas, el timerosal, parecía ser el responsable de un aumento espectacular de los casos de trastornos por déficit de atención, hiperactividad y autismo en niños. En ese momento en EE UU había 4.200 demandas de padres de niños autistas. Aquellos altos funcionarios y representantes de los laboratorios, en lugar de tomar medidas para alertar al público y eliminar el suministro de timerosal de las vacunas, dedicaron buena parte del tiempo a discutir sobre cómo ocultar esa información a la ciudadanía y en los años siguientes así lo hicieron.


CONTRAATACAR CON OTRO MIEDO

REDACCIÓN DIAGONAL. Robert F. Kennedy Jr., en su informe Inmunidad mortal, del año 2005, afirma: “Documentos internos revelan que Eli Lilly, la primera empresa que fabricó el timerosal, ya sabía desde un principio que su producto podría causar daños, e incluso la muerte, tanto en animales como en humanos”. En el documento del sobrino del más famoso de los Kennedy se informa sobre la reunión de Simpsonwood, Georgia, EE UU (ver artículo principal), para impulsar una gran campaña que sustrayera de la opinión pública la información sobre los efectos del mercurio en la salud de los niños vacunados. El márketing del miedo había encontrado un oponente en el miedo al márketing negativo: no hay peor publicidad para una empresa que la que automáticamente se genera en la población cuando se sabe que un producto ha dañado la salud de un número incierto de personas.

OBSESIONADOS CON LA SALUD

REDACCIÓN DIAGONAL. “El miedo a enfermar o a no estar todo lo sanos que se nos exige en esta sociedad auténticamente obsesionada con la salud es aprovechado por laboratorios farmacéuticos para promover nuevas enfermedades para las que siempre ofrecen un tratamiento”. Así comienza la segunda parte del libro La salud que viene. Nuevas enfermedades y el márketing del miedo, del periodista de investigación Miguel Jara, sobre el negocio de crear temor para vender tratamientos farmacológicos, como las vacunaciones masivas, peligrosas e innecesarias a raíz del caso de la vacuna del virus del papiloma humano (VPH). Jara profundiza en las enfermedades desarrolladas ante los impactos tóxicos y la contaminación ambiental en nuestros entornos sintéticos.