El voto en blanco no es una necedad. Es un derecho de los votantes, perentorio en estas circunstancias por la desconfianza general, por la preocupante y progresiva pérdida de fe de los ciudadanos en sus líderes, en sus instituciones y en el sistema democrático.
Los partidos políticos dominicanos de hoy han secuestrado la democracia, limitándola a una votación con candidatos que defienden sus intereses particulares mientras trabajan los de sus jefes. Está secuestrada por el clientelismo más ramplón.
El voto en blanco no es una pérdida de tiempo, ni es comparable a la abstención o al voto nulo. El voto en blanco reafirma la voluntad del votante de ser parte del proceso democrático (a diferencia de la abstención) y tiene un claro sentido ideológico (a diferencia del nulo). El voto en blanco es un rechazo directo al comportamiento de los partidos políticos a la vez que expresa con fuerza la voluntad de preservar el sistema democrático, cerrando vías a los golpistas y demás "salva patrias".
Si se cuentan los votos en blanco como sufragios expresados, la mayoría del 51% tiene mayor fuerza moral. Si se cuentan, los partidos tendrán la obligación de revisar su trabajo porque el voto en blanco es la manera más democrática que tiene el ciudadano de censurar el mercado electoral que los partidos han organizado.
Necesitamos a los políticos para que la democracia funcione. Sólo que no queremos que actúen como lo están haciendo ahora. Eso es el voto en blanco.
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De Diario Libre