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De Diario Libre
En la ciudad de Nueva York se implementó una campaña contra el crimen basada en la "Teoría de la Ventana Rota". Expresada por primera vez por el politólogo James Q. Wilson y el criminólogo George Kelling en un artículo en The Atlantic Monthly en 1982, la teoría sostiene que si alguien rompe una ventana en un edificio y no se la repara rápidamente, otros se verán alentados a romper más ventanas. Eventualmente, la ventana rota crea una sensación de desorden que atrae a los criminales, quienes prosperan en condiciones de abandono y apatía pública.
La teoría se basa en un experimento llevado a cabo por el psicólogo Stanford Zimbardo. Este tomó dos automóviles idénticos, colocó uno en una calle de un barrio de clase media y el otro en un vecindario más duro del Bronx. El auto del Bronx, que no tenía placa y estaba estacionado con el capote subido, fue despojado en menos de un día. El automóvil en Palo Alto permaneció intocado durante una semana, hasta que Zimbardo hizo añicos una de sus ventanillas con una maza. En el término de pocas horas, también fue destrozado.
Según Wilson, profesor de la UCLA, "Hay dos fuentes de desorden: delincuentes y desorden físico. [Ambos] conducen a la gente a creer que el vecindario está en ruinas. El problema central es que la policía tome las pequeñas señales de desorden con seriedad y se ocupe de ellas. Esto podría ser ocuparse de los delincuentes noveles, o tratar con el desorden físico, o una combinación de ambos." Empecemos.
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En la ciudad de Nueva York se implementó una campaña contra el crimen basada en la "Teoría de la Ventana Rota". Expresada por primera vez por el politólogo James Q. Wilson y el criminólogo George Kelling en un artículo en The Atlantic Monthly en 1982, la teoría sostiene que si alguien rompe una ventana en un edificio y no se la repara rápidamente, otros se verán alentados a romper más ventanas. Eventualmente, la ventana rota crea una sensación de desorden que atrae a los criminales, quienes prosperan en condiciones de abandono y apatía pública.
La teoría se basa en un experimento llevado a cabo por el psicólogo Stanford Zimbardo. Este tomó dos automóviles idénticos, colocó uno en una calle de un barrio de clase media y el otro en un vecindario más duro del Bronx. El auto del Bronx, que no tenía placa y estaba estacionado con el capote subido, fue despojado en menos de un día. El automóvil en Palo Alto permaneció intocado durante una semana, hasta que Zimbardo hizo añicos una de sus ventanillas con una maza. En el término de pocas horas, también fue destrozado.
Según Wilson, profesor de la UCLA, "Hay dos fuentes de desorden: delincuentes y desorden físico. [Ambos] conducen a la gente a creer que el vecindario está en ruinas. El problema central es que la policía tome las pequeñas señales de desorden con seriedad y se ocupe de ellas. Esto podría ser ocuparse de los delincuentes noveles, o tratar con el desorden físico, o una combinación de ambos." Empecemos.