Wednesday, December 9, 2009

Una nación de pordioseros.-

Poco a poco, nos hemos ido convirtiendo en una nación de pordioseros. Aquí, todo el mundo pide. Pide el que está trabajando y pide el vago. Pide el que ofrece su trabajo y piden los policías y los guardias y ni hablar de aquellos que reciben la visita de un político.

Se diría que el deporte nacional es pedir, sin siquiera la obligación de agradecer, como lo saben los políticos que se cansan de dar y sacan unos cuantos votos.

De cierto tiempo para acá el pordioserismo se ha vuelto binacional, pues ahora tenemos organizaciones de haitianos compitiendo con los pordioseros criollos por el mercado de la limosna.

Nadie niega que en el país hay demasiada gente con problemas que requieren de la ayuda del prójimo, pero el pedir pasó de ser una profesión a convertirse en una cultura, la cultura del dao que lo permea todo.

Desde los niños ricos que piden la bebida para hacer una fiesta y hay que darles hasta la orquesta, hasta el niño que cuando le dices que no te limpie el vidrio del auto, inmediatamente tiende la mano, como para no irse en blanco.

Ningún país puede avanzar a base de limosnas. Ninguna cultura de trabajo se levanta con la mano tendida hacia el limosnero, sino con el brazo erguido soportando el martillo o el machete.

Me temo que si en los programas de Solidaridad del Gobierno no se exige la realización de un trabajo comunitario, en pocos años nadie trabajará en este país. Ya existe la experiencia en otros países. Acabemos con el paternalismo.

atejada@diariolibre.com

De Diario Libre